Anne Hathaway nunca falla, esta vez volvió a convertirse en el centro de atención durante la Semana de la Moda de París desde el front row del desfile de Balenciaga. Su apuesta fue arriesgada, pero lo logró, se trato de una audaz playera oversize con estampado gótico que destilaba irreverencia, sofisticación y una lectura muy actual del lujo contemporáneo de la mano de Pierpaolo Piccioli.
La prenda, con letras rojas incendiarias al estilo metal band, reflejaba el ADN subversivo de Balenciaga y su más pura esencia con la que se ha reinterpretado la estética callejera a través de un lente de alta moda desde la época de Demna. Anne Hathaway la combinó con guantes largos de piel negra, un detalle fetichista y elegante que convirtió un atuendo aparentemente casual en una pieza digna de alfombra roja editorial.
El resto del look mantuvo la narrativa de contrastes con gafas oscuras de gran tamaño, cabello suelto con ondas naturales y un maquillaje sutil que equilibró la fuerza del conjunto. La actriz consiguió ese efecto que solo logran las verdaderas insiders, que una camiseta se perciba como un símbolo de estatus en medio de un carnaval de lujo y estilo.
Más allá de la ropa, el mensaje fue claro. Anne Hathaway no solo asistió a un desfile, sino que encarnó el espíritu de la nueva era Balenciaga, lujo con actitud, moda sin pretensión y una feminidad que no necesita encajar en los parámetros de lo que siempre vemos en eventos de alto calibre. Su elección demuestra cómo una simple prenda con tipografía gótica puede redefinir el concepto de poder en la moda contemporánea.
Entre tanto maximalismo y nostalgia Y2K, Anne Hathaway eligió el camino más inesperado y demostró que el gótico está de vuelta o quizás nunca se ha ido, recordándonos que lo verdaderamente audaz no siempre grita, a veces solo lleva una playera negra con una historia incendiaria impresa en ella.