El año pasado, Belinda nos regaló un momento de fuerza y resiliencia durante el desfile de L’Oreal tras resbalar sobre la pasarela, este año Belinda volvió a demostrar por qué es considerada un ícono de estilo en evolución constante. En esta ocasión no sólo caminó con fuerza y presencia, además, lo hizo con menisco roto y el ligamento cruzado lesionado lo cual no la detuvo en ningún momento.
Su presencia durante el desfile estuvo marcada por un look que dialoga con la teatralidad de la alta moda y la sofisticación moderna: un mini dress de hombros altos que combinó dramatismo estructural y feminidad luminosa. Ella, ganando como siempre.
El poder de los hombros altos
El vestido elegido por la cantante y actriz destacó por su silueta arquitectónica. Los hombros altos, perfectamente delineados, aportaron un aire de poder y presencia escénica, mientras que la falda corta y con volumen ligero equilibró la propuesta, manteniendo una frescura juvenil. El tejido, completamente bordado con aplicaciones metálicas y pedrería, generaba destellos al compás de la iluminación, evocando la opulencia de la Alta Costura parisina.
La construcción geométrica del bordado, con patrones en forma de flechas y líneas diagonales, no solo estilizó la figura, sino que también añadió dinamismo a cada movimiento sobre la pasarela. Un look que recuerda que la moda no es solo estética, es arquitectura en movimiento.
El styling completo
El total look fue pensado al detalle. A pesar de su lesión, Belinda complementó el vestido con stilettos metálicos en tono champagne, que prolongaban la verticalidad de las piernas y reforzaban la paleta dorada del conjunto. Nada de accesorios excesivos, la apuesta fue dejar que el vestido y la fuerza de los hombros hablaran por sí mismos, una decisión que aportó modernidad y elegancia minimalista durante su participación en la Semana de la Moda de París.
Cabello, maquillaje y uñas, el total look de Belinda en París
El peinado, con ondas largas y suaves, enmarca su rostro de manera natural. El color, un castaño profundo con luces caramelo estratégicamente colocadas, aportó dimensión y luminosidad. El maquillaje se mantuvo en la gama neutra y pulida, la piel impecable de Beli llevo un acabado satinado acompañado con labios nude, un ligero brillo y ojos sutilmente delineados para acentuar la mirada sin restar protagonismo al vestido.
Las uñas, cortas y en un tono blanco lechoso, fueron un guiño al minimalismo contemporáneo, creando contraste frente al exceso ornamental del vestido. Este detalle, aparentemente discreto, se volvió clave para equilibrar la propuesta total: sofisticación sin saturación.
Un statement en París
Con este look, Belinda confirma que los hombros altos vuelven a tener un rol protagónico en las pasarelas internacionales. Su elección combina fuerza y feminidad, recordando que la moda puede ser armadura y celebración al mismo tiempo. París fue el escenario perfecto para reforzar su imagen de musa moderna, capaz de transitar entre la música, la actuación y la alta moda con la misma fluidez.