No todas las piezas logran establecer un puente entre generaciones, menos en la realeza. Pero este verano, la infanta Sofía sorprendió al aparecer con un vestido de lino verde menta de Zara previamente usado por la reina Letizia, confirmando no solo la complicidad estilística entre madre e hija, sino también el poder atemporal de un diseño sencillo, depurado y accesible.
La prenda, que pertenece a una colección pasada de Zara (y que se agotó tras la primera aparición de Letizia), es un vestido de silueta recta con cuello drapeado, sin mangas, confeccionado en una mezcla de lino y viscosa. Su estructura limpia, sin adornos ni costuras visibles, hace que el peso visual recaiga por completo en la textura del tejido y en el color: un verde jade que resulta fresco y sofisticado a partes iguales.
Dos generaciones, una misma prenda
Letizia lo lució originalmente durante la entrega de Premios Retina Eco 2023, combinándolo con tacones negros de charol y un cinturón fino, para enfatizar la cintura y añadir estructura al look. Sofía, por su parte, decidió llevarlo sin accesorios visibles, dejando que el vestido hablara por sí solo. Una elección que transmite juventud, naturalidad y confianza sin necesidad de reinterpretaciones.
Ambas versiones muestran cómo un mismo diseño puede funcionar con intenciones distintas: formalidad pulida frente a minimalismo relajado. Pero en ambos casos, la elección es coherente con el estilo personal de cada una y refuerza la idea de que la moda —cuando está bien elegida— no entiende de edades, solo de actitud.
El nuevo lujo no está en el precio
El vestido, cuyo valor rondaba los 2 mil pesos mexicanos en tienda, demuestra una vez más el interés de la Casa Real española por apostar por la moda asequible, pero bien curada. No se trata de democratizar el estilo de forma artificial, sino de mostrar que un diseño sencillo puede ser igual de potente que uno de alta gama si cumple tres condiciones: buen corte, material digno y color inteligente.
Este gesto estilístico no es aislado. Letizia ha recurrido en numerosas ocasiones a firmas como Zara, Mango y Massimo Dutti para sus apariciones públicas. Que Sofía recurra al mismo vestido no solo habla de sostenibilidad práctica, sino de identidad visual compartida dentro de la monarquía española, donde la imagen sigue siendo un mensaje político y emocional.