El otoño tiene su propio ritmo, días que amanecen frescos, tardes templadas y noches que invitan a envolverse en algo más que un suéter. En ese vaivén climático, las capas se consolidan como la prenda ideal. No solo evocan movimiento y sofisticación, también representan una forma de abrigo que no sacrifica la silueta ni la ligereza.
Inspiradas en la estética ecuestre y en los ponchos tradicionales, las capas actuales se reinterpretan con líneas limpias, tejidos nobles y una paleta que va del negro profundo al beige mantequilla. Las casas de moda apuestan por materiales como la lana virgen, el cashmere y el tweed ligero, que aportan textura y estructura sin rigidez.
Por qué elegir una capa este otoño
La capa es el punto intermedio entre un abrigo y una bufanda oversize: fluida, elegante y funcional. Permite libertad de movimiento, aporta dramatismo visual y tiene la capacidad de elevar cualquier conjunto, incluso unos jeans o un vestido minimalista. Además, su diseño sin mangas la convierte en una pieza perfecta para jugar con capas inferiores —camisas de cuello alto, suéteres o incluso blazers ajustados— sin perder definición.
Cómo llevarla con estilo
La clave está en el equilibrio. Si la capa tiene volumen, el resto del outfit debe mantener proporciones limpias: pantalones rectos, faldas lápiz o botas altas que estilicen la figura. Los cinturones finos también funcionan como aliados para marcar la cintura y romper la fluidez del tejido. En cuanto a los accesorios, menos es más: una bolsa estructurada o unos pendientes esculturales bastan para completar el look.
El poder del negro
El negro sigue siendo el color predilecto para quienes buscan sobriedad y fuerza visual. Una capa negra, como la que se vio en los últimos desfiles parisinos, resume el espíritu del otoño: envolvente, segura y sofisticada. Es la prenda que acompaña, protege y redefine la elegancia sin esfuerzo.