El encaje, ese tejido históricamente asociado al lujo, la sensualidad y la tradición artesanal, vuelve a ocupar un lugar central en el armario de las mujeres más influyentes de la moda. Para la temporada otoño-invierno 2025/2026 no se trata simplemente de rescatarlo con nostalgia, sino de reinterpretarlo con un lenguaje contemporáneo que lo vuelve aún más relevante. Las pasarelas internacionales ya lo han dejado claro en sus últimas presentaciones: el encaje no solo regresa, sino que se consagra como la tendencia estrella del fin de año.
La nueva narrativa del encaje
Lejos de ser un recurso romántico en exceso o limitado a vestidos de noche, el encaje se integra ahora en dosis estratégicas. Los diseñadores lo presentan como un guiño sutil dentro de un look más complejo, pensado para convivir con siluetas modernas, cortes geométricos y tejidos inesperados. La clave está en no abusar de este recurso, un panel transparente en una blusa, un ribete que asoma bajo un abrigo estructurado o unas medias trabajadas que transforman un look sobrio en algo memorable.
En esta nueva temporada, el encaje ya no se lee como un sinónimo de fragilidad, sino como un acento de fuerza. Es ese elemento que introduce tensión visual, que rompe con lo predecible y dota de sofisticación a cualquier conjunto.
El arte del contraste
El verdadero giro que define al encaje en 2025/2026 es su diálogo con materiales aparentemente antagónicos. Se lleva acompañado de tejidos rígidos, pesados o industriales, que intensifican su carácter etéreo y lo convierten en una declaración estilística. Este juego de opuestos crea un efecto de profundidad y contemporaneidad, blusas de encaje bajo chaquetas de lana densa, vestidos de satén cortados con inserciones delicadas o accesorios que llevan el encaje a terrenos poco habituales.
El contraste no solo potencia la belleza del encaje, sino que lo hace más versátil. Permite integrarlo en estilismos de día y no reservarlo únicamente para la noche o la alfombra roja.
Cómo lo veremos en las calles y pasarelas
En París, Milán y Nueva York, las propuestas que más resonaron fueron aquellas que apostaron por pequeños gestos de encaje dentro de conjuntos urbanos. Una falda midi de lana que deja entrever un forro trabajado, un top que asoma bajo un abrigo oversize o incluso calcetines semitransparentes acompañados de mocasines robustos.
El encaje también se reinventa en el ámbito de los accesorios, el mejor ejemplo son los guantes largos, las medias con patrones geométricos y hasta bolsos que integran este tejido artesanal como detalle inesperado. La temporada invita a reinterpretarlo en clave cotidiana, alejándolo de cualquier idea de disfraz o de exceso.
La tendencia en clave aspiracional
El encaje otoño-invierno 2025/2026 es sofisticado, inteligente y consciente de la fuerza de los matices. No busca eclipsar el look completo, sino elevarlo con pequeños toques que transmiten carácter. Al adoptarlo de esta manera, el estilo personal se vuelve más refinado, revelando una sensibilidad estética que no necesita gritar para hacerse notar.
En definitiva, esta temporada nos invita a entender el encaje como un recurso de poder en sí mismo, delicado, sí, pero también audaz y profundamente contemporáneo.