El tiempo no solo se mide; también se viste. Y actualmente pocas casas saben hacerlo con tanta maestría como Audemars Piguet. En el marco de su 150 aniversario, la manufactura suiza presenta tres nuevos calendarios perpetuos de 38 mm que celebran la precisión, la estética y la exclusividad con un lenguaje contemporáneo e innovador sin renunciar a su esencia.
Durante siglo y medio, Audemars Piguet ha sido sinónimo de innovación silenciosa y de un refinamiento que no necesita alardes. Hoy, la maison abre un nuevo capítulo con relojes que no solo marcan las horas, sino que también reinterpretan el lujo desde la intimidad de la muñeca de forma discreta, pero precisa y sumamente elegante.
El arte de comprimir la eternidad
El calendario perpetuo es una de esas complicaciones que parecen rozar lo mágico, su memoria mecánica reconoce la duración de los meses y los años bisiestos con tal exactitud que solo necesitará un ajuste dentro de un siglo. Esa precisión se traduce en algo más que un logro técnico; es una garantía de permanencia en un mundo que gira cada vez más rápido. Llevar un calendario perpetuo en 38 mm es, en sí mismo, un gesto de sofisticación atemporal, irónico cuando se trata de un reloj, pero es que estos son más que un reloj.
Cada pieza se lanza también en edición limitada de 150 ejemplares, con detalles de aniversario que convierten estos relojes en auténticos objetos de colección.
Tres rostros de una misma visión
La celebración de Audemars Piguet se materializa en tres piezas que encuentran el equilibrio entre tradición y modernidad:
- Royal Oak en acero con esfera azul claro: una versión luminosa que evoca la serenidad del cielo limpio. Perfecto para quienes entienden el reloj como un reflejo de carácter fresco y seguro.
- Royal Oak en oro rosa con esfera beige: cálido, elegante y con un discreto romanticismo. Un reloj que destila herencia y contemporaneidad, pensado para quienes valoran la armonía de los detalles.
- Code 11.59 en oro rosa y verde: una propuesta más audaz, que mezcla el savoir-faire clásico con un espíritu moderno. La elección ideal para quienes ven la relojería como una forma de autoexpresión.
Cada pieza se lanza también en edición limitada de 150 ejemplares, con detalles de aniversario que convierten estos relojes en auténticos objetos de colección.
Más allá de la técnica, un lenguaje de exclusividad
Audemars Piguet no busca impresionar con datos, sino con emociones. La elección de materiales nobles, los acabados que solo pueden apreciarse bajo una mirada experta y la reducción del diámetro a 38 mm son guiños de la maison a un público cada vez más diverso y global. La relojería deja de ser un terreno exclusivo para coleccionistas experimentados y se abre a quienes desean convertir un reloj en una extensión natural de su estilo personal.
En esta celebración, el mensaje de Audemars Piguet es claro, la alta relojería no tiene género, edad ni fronteras. Se trata de un universo que acoge a todos los apasionados del detalle y del lujo entendido como una forma de vivir el tiempo.
150 años en la muñeca
Con estos nuevos lanzamientos, Audemars Piguet celebra siglo y medio de historia con un equilibrio perfecto entre legado e innovación. No es casualidad que haya elegido el calendario perpetuo como símbolo, y es que, en cada uno de estos relojes late la idea de continuidad, de memoria y de futuro.