Fotos: Cortesía FICM
Con una trayectoria que supera las cinco décadas, Jodie Foster reflexionó sobre cómo ha cambiado la presencia femenina en los sets desde que comenzó su carrera.
“¿La diferencia entre cuando empecé y ahora? Hay muchas, y espero que la mayoría sean positivas. Cuando era joven y hacía películas, nunca veía a otra mujer. Tal vez la maquillista, aunque muchas veces también era un hombre, o la supervisora de guion, porque tradicionalmente ese era un rol femenino. Pero fuera de eso, no había mujeres en los sets, salvo que interpretaran a mi madre o a mi amiga”, recordó la actriz.
“No pensaba mucho en eso; era simplemente la cultura en la que crecí. Fui criada por estos ‘padres’ y ‘hermanos’ que me enseñaron todo y me trataron como a una hija. Y fue una experiencia afortunada y hermosa, ser impulsada por todos esos hombres. Pero poco a poco empezaron a llegar mujeres técnicas, luego productoras, y finalmente directoras. Esa fue la última área en cambiar en el Hollywood tradicional, y aún sigue siendo escasa.”
En los últimos años, Jodie Foster ha decidido priorizar trabajar con mujeres, pues aunque la brecha persiste, considera que ha aprendido mucho de ellas.
“Sigue siendo ridículo lo pocas directoras que hay. Es cierto que ahora hay más en televisión y en las plataformas de streaming, pero mucho menos en el cine comercial. Durante casi toda mi carrera solo hice una película dirigida por una mujer… hasta hace tres o cuatro años. Desde entonces, todos mis proyectos han sido con directoras”, señaló, mencionando entre sus favoritas a Issa López, con quien colaboró en la serie True Detective: Night Country.
Además de su faceta como actriz, Foster también ha destacado como directora, una labor que, asegura, le permite explorar más facetas sobre sí misma.
“Amo ambas cosas, aunque representan partes distintas de mi personalidad. Actuar te exige estar completamente en el presente; es algo físico y emocional, y no se parece mucho a mí. No nací para ser actriz: soy alguien que vive en su cabeza, una persona introvertida, no extrovertida. Pero comencé a los tres años, así que es una habilidad que aprendí a abordar de una manera diferente”, explicó. “Dirigir, en cambio, es una experiencia completa porque me permite planear, pensar con intención y explorar cada parte de mi personalidad, no solo la que corresponde al personaje. Dirigir es una experiencia más completa, aunque la hago con menos frecuencia: quizá una película cada tres o cuatro años”.
En cuanto a los papeles que elige interpretar, Foster afirmó que prefiere personajes femeninos complejos y tridimensionales; esos que representen todas las contradicciones de lo humano.
“Eso es algo que he pasado toda mi carrera rechazando: mujeres que solo orbitan alrededor de un hombre. Quiero dar vida a personajes completos: divertidos y tristes, fuertes y vulnerables, seguros y completamente perdidos. Quiero reflejar todo el espectro de la experiencia humana, no solo ser la mujer que apoya al personaje masculino central”, subrayó.
En esta edición del FICM, Foster presentó Vie Privée (Vida privada), dirigida por la cineasta francesa Rebecca Zlotowski. La cinta, hablada en francés representa el tercer proyecto de Foster en este idioma.
Presenta Binoche su ópera prima
Otra de las invitadas de honor del 23º Festival Internacional de Cine de Morelia fue Juliette Binoche, una de las actrices más emblemáticas de Francia, quien acudió para presentar su primera película como directora: In-I: In Motion, once años después de su primera visita al FICM.
La francesa estuvo acompañada por Daniela Michel, fundadora y directora general del festival; Alejandro Ramírez, presidente; y Cuauhtémoc Cárdenas, vicepresidente, para recibir el Premio a la Excelencia Artística.
Durante su presentación, Binoche ofreció un discurso sobre la importancia del arte y la autenticidad en un mundo saturado de apariencias.
“Gracias por tenerme aquí. Este es un lugar muy especial que celebra el cine internacional, pero también el cine mexicano, que necesitamos en el mundo. Necesitamos ver diferentes puntos de vista, distintas historias que nos ayuden a entender cuánta tolerancia necesitamos para vivir en este mundo”, dijo la actriz durante la develación.
La también intérprete de filmes como Azul (1993), El paciente inglés (1996) y Chocolat (2000) reflexionó sobre su vocación artística.
“Hacer películas ha sido mi vida, pero no sólo mía: detrás de cada toma hay personas que filman, iluminan, maquillan, escriben y editan con amor y cuidado. Me siento muy privilegiada de hacer lo que hago, porque actuar abre el corazón y nos permite luchar por la verdad de quiénes somos, aunque esa verdad no sea perfecta”, remarcó.
Binoche habló también sobre el origen de su ópera prima: In-I: In Motion, proyecto que surgió en 2007, cuando, junto con el coreógrafo británico Akram Khan, se embarcó en un audaz experimento artístico.
“Creamos el espectáculo en seis meses e hicimos alrededor de 120 presentaciones en diferentes lugares. Cuando estábamos en Nueva York, Robert Redford me miró a los ojos y me dijo: ‘Tienes que hacer una película con esta pieza’”, recordó Binoche.
Ese impulso dio origen a In-I: In Motion, un proyecto dividido en dos partes.
“La primera es un documental sobre la creación del espectáculo In-I, que co-creamos Akram Khan y yo hace más de 15 años. Después verán la pieza completa. La película ha cambiado en los últimos días; ésta es la versión más reciente, la más larga, y son unos privilegiados al verla esta noche”, comentó entre risas.
Sobre el significado de su película, Binoche señaló que In-I: In Motion también es una metáfora del acto de atreverse a soñar.
“No soy bailarina, ni siquiera era actriz; me convertí en una porque amo contar historias. Pero al prometerte algo a ti misma, al decir sí a un sueño, ocurre la magia de la vida. Esa promesa sólo puedes dártela tú; al final del día, la responsabilidad de tu vida es tuya. Abrázala y vívela”, aconsejó.