Definir tu estilo es un reto cuando las pasarelas y el street style nos ofrecen diversas tendencias por temporada, sin embargo, hay algunas prendas irrenunciables que adoptamos y se vuelven parte de nuestra firma personal, generalmente, entre estas hay prendas básicas como camisas blancas, blazers y pantalones negros, y aunque se cree que los vestidos son prendas ocasionales exclusivamente para ciertas temporadas del año, lo cierto es que estos se han vuelto parte fundamental del ready to wear que toda mujer debe tener en su clóset.
Los vestidos le aportan dinamismo y sofisticación elevada a la imagen femenina, seguramente te viene a la mente aquella histórica foto de Marilyn Monroe en las calles de Nueva York, cuando el personaje que interpretó para la película The Seven Year Itch en 1955 se detiene sobre una rejilla del metro y su vestido es levantado por el aire producido por un tren subterráneo que pasó en el momento preciso.
Los vestidos han protagonizado históricamente la moda femenina, es por eso que siempre debes tener al menos uno de estos en tu clóset ya que nunca pasan de moda y funcionan como fondo de armario para múltiples ocasiones.
Vestido camisero
Inspirado en una camisa larga, con botones al frente y cinturón opcional que le da forma en la parte media del cuerpo y evita que se vea escurridizo. Es versátil y cómodo, puede adaptarse a lo formal (con zapatos) o lo casual (con tenis), según el tejido y los accesorios.
Ideal para: Oficina, fines de semana y salidas informales.
Vestido cruzado (wrap dress)
Vestido tipo tubo (sheath dress)
Corte recto, ajustado al cuerpo, generalmente sin mangas. Sofisticado y estructurado, realza la silueta sin exagerar, aunque no es favorecedor para todos los tipos de cuerpos, sin embargo, eso puede variar según el material del que esté hecho.
Ideal para: Oficina, reuniones de trabajo, cenas formales.