Por: Alexander Llera
En la ciudad, la temporada de lluvias pone a prueba más que el paraguas. También reta a quienes creemos que el estilo es un lenguaje que no se interrumpe por el clima. Porque, seamos honestos, hay algo poderoso en caminar bajo la lluvia con un look que equilibre funcionalidad y carácter.
Estas son las 5 claves que marcarán la pauta para vestir incluso cuando las nubes decidan tomar el protagonismo.
Capas inteligentes y materiales que responden
Olvídate de las combinaciones pesadas. La base está en prendas ligeras de secado rápido: un suéter de microfleece o una camiseta técnica de poliéster que mantenga el calor sin estorbar. Encima, la prenda estrella: gabardinas y trench coats impermeables que no solo repelen el agua, sino que añaden ese aire de película que nunca pasa de moda.
Calzado que no se rinde
Los pies mojados son el enemigo número uno del estilo. La solución está en piezas que combinen resistencia y diseño: botines con suela antideslizante, sneakers impermeables, zapatos con tratamiento repelente o mocasines de goma. El truco es elegir colores y cortes que funcionen con todo, del traje a los jeans oscuros.
La estética Fisherman, pero urbana
No es literal, es aspiracional. El look Fisherman toma el impermeable clásico y lo reinterpreta en tonos neutros o sobrios, añade beanies enrollados y prendas de nylon con bolsillos estratégicos. Funciona porque proyecta practicidad sin perder frescura.
Accesorios que suman (y protegen)
Sombrillas bien estructuradas, gorras con diseño pensado y mochilas impermeables pueden ser la diferencia entre un look improvisado y uno calculado. No se trata de cubrirse, sino de complementar el outfit con intención.
Siluetas limpias con guiños clásicos
Cuando la lluvia complica el panorama, apostar por líneas claras es lo correcto. Jeans oscuros, pantalones cargo de secado rápido, suéteres finos o camisas de franela combinan con chaquetas ligeras para lograr un balance entre sobriedad y practicidad.
Porque vestir bien bajo la lluvia no es un reto, es una oportunidad para demostrar que el verdadero estilo se adapta, pero nunca se detiene.