Hace 14 años, cuando empecé a trabajar en la industria de la comunicación de moda, fue fácil sentirme embelesada por las marcas de lujo. Pero hubo una en específico que me sedujo por el misticismo que emanaba de aquellas seductoras suelas rojas, emblemas en los diseños de sus maravillosos zapatos: Christian Louboutin. Y aunque siempre me consideré más fanática de los bolsos, no me pude resistir a los encantos de los modelos del diseñador francés. Ahorré mis primeros sueldos para poder comprarme un par de zapatos Louboutin —unos tacones satinados altísimos color champagne que estrené en la boda de una de mis mejores amigas—. No sé si haya sido algo psicológico, pero al ponerme ese par de zapatos en mis pies me sentí poderosa, segura y feliz. Ese par siempre ha ocupado un lugar especial en mi corazón y comprendí que esa es la belleza del diseño y de la moda: inspirar, incitar a soñar y a provocar sentimientos bellos.
Le compartí esta anécdota sobre mi primera compra de uno de sus diseños al propio Christian Louboutin, sentado frente a mí, durante la sesión de fotos en Los Ángeles para la celebración especial del 30 aniversario de la icónica suela roja —junto a Harper’s Bazaar y la modelo Sara Sampaio—, y su sonrisa de encanto y agradecimiento me hicieron presenciar esa sencillez y alegría que lo caracterizan.
¿Qué siente al cumplir tres décadas de este maravilloso camino con la suela roja?
A pesar de que estoy consciente de que ha sido un largo trayecto, no me detengo a pensar mucho en ello ni a voltear hacia el pasado. Aunque 30 años se sientan como toda una vida, sigo con el mismo entusiasmo de cuando empecé con la marca. Claro que hago un recuento de las memorias, de cómo ha evolucionado mi trabajo, pero trato de no mirar hacia atrás. Más bien elijo ver el camino que está por delante, de todo lo que todavía está por realizarse.
¿Podría contarme acerca de las diferentes inspiraciones que ha tenido en esta gran trayectoria?
Cada colección durante todos estos años tiene una historia propia. Cuando empecé a trabajar en una exposición de la marca en 2020, en París, y luego en Mónaco, en 2022, me di a la tarea de revisar los archivos, las primeras creaciones. Me percaté de que los 10 años iniciales fueron inmensamente ornamentales. Aquella primera colección fue muy decorativa. Después, mis diseños fueron evolucionando a algo más simple. Así que empecé de ”vestir” en los inicios a “desvestir” con mis creaciones posteriores. En cierto modo, el zapato es una de esas cosas raras en las que, si la mujer está desnuda con un par de zapatos, sigue estando desnuda, ¿me explico? No es el caso de otros accesorios. Hay algo en la naturaleza de los zapatos que te da la posibilidad de seguir sintiéndote desnudo o desvestido, aunque te empodere de cierto modo. El sentido de desnudez permanece, aún con los zapatos puestos. Y éstos son el único accesorio capaz de lograr esa sensación. Me di cuenta que después de mis años de adornos y de “vestir” a las mujeres, empecé poco a poco a optar por la simplicidad. Todavía tengo esa ambivalencia en mis diseños y me gusta jugar con más detalles y también con el minimalismo. Pero definitivamente el concepto de desnudez en mis diseños es algo interesante y una constante en este camino.
“Hay algo en la naturaleza de los zapatos que te da la posibilidad de seguir sintiéndote desnudo o desvestido, aunque te empodere de cierto modo. El sentido de desnudez permanece, aún con los zapatos puestos. Y éstos son el único accesorio capaz de lograr esa sensación. El concepto de desnudez en mis diseños es algo interesante y una constante en este camino”.
¿Quiénes son sus musas?
Cuando diseño tengo a ciertas personas en mente, ciertos personajes, pero no a una musa en específico. Tal vez esto venga de mi infancia. Crecí junto a mis tres hermanas y al ser el más pequeño, se la pasaban molestándome y volviéndome loco. Éramos muy diferentes. Desde una temprana edad me di cuenta de que cada persona es multifacética y va cambiando según lo que la vida le vaya poniendo enfrente. Así que no puedo tener a una sola persona en mente al diseñar. Pero, claro está, que a través de los años ha habido muchas mujeres que me han acompañado. Pero, más que algo físico, lo que me atrae y me inspira es su personalidad y su comportamiento.
Sé que es complicado contestar esto después de tantos años de trayectoria, pero ¿hay algún diseño que sea su favorito o que ocupe un lugar especial en sus recuerdos?
Se me viene a la mente el Helmut, un modelo puntiagudo de estilo d’Orsay —con un corte lateral— y tacón alto. Lo llamé así obviamente en honor al legendario fotógrafo Helmut Newton. Siempre me inspiró su trabajo y tuve la fortuna de tener varias conversaciones con él. El modelo Helmut se lo dediqué a la estética pulida y sofisticada de la obra fotográfica de Newton. Y a él le encantó el diseño del zapato. Me contó que le hubiera gustado haberme conocido antes de tomar aquellos icónicos retratos de mujeres desnudas, porque de ser así, las hubiera fotografiado igualmente desnudas, pero con mis diseños puestos.
¿Alguna vez logró fotografiar Newton alguno de sus zapatos?
¡Sí! Cuando lancé el diseño Helmut, me pidió dos pares: uno para ponerlo en su estudio en Mónaco y otro para él. De hecho, se hizo un autorretrato con el zapato Helmut. Fue realmente halagador y por esa razón ese diseño es muy especial para mí.
¿Cómo cree que el significado de la moda ha cambiado en los últimos años?
La pandemia nos obligó a todos a parar y a reflexionar. Creo que este tiempo fue importante para tratar de ser más cuidadosos, sobre todo con el planeta. Soy optimista, sobre todo por las nuevas generaciones. Tengo dos hijas, de 8 años, y me doy cuenta de que la juventud está realmente preocupada. Son genuinamente más conscientes y proteger al planeta está dentro de sus prioridades.
Lo que me hace más feliz es ver que aquella labor que empecé hace años sigue siendo tal cuál como la imaginé desde el principio. Si hubiera pedido un deseo hace 30 años, hubiera sido continuar haciendo lo que hago de la forma más bella posible.
¿Cuál es el mejor consejo de vida que le han dado?
No me lo dio realmente a mí, pero alguna vez Yves Saint Laurent estaba con otro diseñador, legendario también, y este último le comentó que los comparaban mucho, que trataban de encasillarlos como rivales, pero que él le tenía un gran respeto y admiración. Yves Saint Laurent le respondió: “No te preocupes, no me importa lo que la gente diga. Lo importante es perdurar”. Parece una frase muy sencilla, pero es una realidad. Las cosas van y vienen pero al final lo más importante es permanecer. Cuando creas conciencia de esto, estás de alguna forma protegido. Por esta razón debe uno ser cauteloso, tener la mente abierta, no pensar sólo de una manera.
Otra gran lección de vida la recibí de mi padre. Me estaba enseñando un pedazo de madera —él hacía muebles con este material— y me dijo: “Las líneas de la madera tienen una dirección. Al trabajarla y esculpirla, siempre tienes que ir en dirección de estas líneas. Si vas en contra, el resultado será un desastre. Siempre ve en dirección de las líneas”. Tomé sus palabras a una mayor escala. De cierta forma, debes ir en la dirección de la vida. Si nadas en contra de la corriente, te ahogarás. La vida no va en línea recta, pero si da la vuelta, debes darla con ella. Debes permitirte fluir hacia donde la vida te lleve. Creer en ti mismo, pero con el entendimiento de que eres parte de un mundo. No creas que eres único. Excepto si eres Beyoncé, entonces sí puedes decir que eres único.
¿Qué es lo que te hace más feliz?
Cuando tienes hijos, definitivamente te dan una felicidad enorme. Pero también me hace feliz que empecé hace años a diseñar zapatos, luego fundé una compañía y nació la suela roja. Pero desde el principio, sin tener un gran proyecto en mente, me dejé guiar por el gran deseo de lo que estaba haciendo, teniendo siempre como prioridad mi independencia. Y ser independiente sigue siendo muy importante porque tu trabajo representa quién eres. Si eres libre, tu trabajo se presenta libremente al mundo. Lo que me hace más feliz es ver que aquella labor que empecé hace años sigue siendo tal cuál como la imaginé desde el principio. Si hubiera pedido un deseo hace 30 años, hubiera sido continuar haciendo lo que hago de la forma más bella posible. Como lo he hecho hasta ahora. Y eso me llena de felicidad.
Después de nuestra charla, Christian Louboutin procedió a la sesión de fotos junto a la top model Sara Sampaio. Su espíritu libre y juguetón se hizo presente en todo momento. Él, portando modelos fascinantes de su creciente línea de zapatos masculinos. Ella, luciendo diversos modelos, desde botas XL hasta los clásicos pumps de tacón de aguja, sandalias tipo mules y zapatos transparentes al estilo Cinderella. La suela roja más viva que nunca, a paso firme y embelleciendo todos los caminos que faltan por recorrer.