Tokio se convirtió en el epicentro del lujo cuando Bvlgari inauguró su exposición más grande en Japón: Bvlgari Kaleidos: Colores, Culturas y Artesanías. El Centro Nacional de Arte de Tokio abrió sus puertas a un universo de 350 piezas que narran la maestría de la maison en el arte del color y celebran el diálogo entre Italia y Japón.
La velada comenzó con un vernissage íntimo, una antesala destinada a privilegiados invitados que descubrieron las joyas antes de la apertura oficial al público. Entre los asistentes destacaron la Princesa Takamado; la gobernadora de Tokio, Yuriko Koike y figuras de la moda y el entretenimiento que convirtieron la inauguración en un desfile paralelo de estilo, sin embargo, fueron las joyas las que capturaron la atención absoluta durante la velada, ya que las piezas construyen un relato de identidad, cultura y sofisticación.
El protagonismo de las joyas sobre la alfombra de Tokio
La actriz Kim Ji Won llevó el collar Morganite Exuberance de Alta Joyería en oro rosa, acompañado por un anillo y pendientes con topacios imperiales. Su elección fue un manifiesto cromático, la delicadeza de la morganita contrastaba con la intensidad del granate y el frescor del peridoto. La pieza dialogaba con su reloj Divas’ Dream, una oda al arte naturalista, donde cada gema parece haber sido colocada para atrapar un instante de luz.
Por su parte, Jang Wonyong eligió uno de los íconos de la exposición: el collar Serpenti Shapeshifting Emerald. Con una esmeralda colombiana de casi 18 quilates como epicentro, la pieza desplegaba la geometría sinuosa de la serpiente, símbolo recurrente en la historia de Bvlgari, en un equilibrio entre fuerza y seducción.
La modelo Hikari Mori sorprendió con el conjunto Chalcedony Sinuosity de oro rosa, donde las calcedonias grises se enlazaban con rubelitas intensas. El contraste de tonalidades proyectaba un dinamismo contemporáneo que parecía fluir con su propia presencia.
En una sintonía igualmente vibrante, Aya Omasa apareció con la parure Emerald Lightscape High Jewelry, un collar de platino con esmeralda de Zambia, pendientes con esmeraldas colombianas y un anillo de diamantes que encontró su contrapunto en el reloj Serpenti Aeterna, cuyas esmeraldas recordaban que el tiempo también puede ser lujo.
El actor Tomohisa Yamashita personificó la versión masculina de este lenguaje con el reloj Octo Roma en platino, acompañado de broches como la Pigna Romana y el Jardín de Colores, piezas que rescatan símbolos italianos reinterpretados para el presente.
Una narrativa en tres capítulos
La exposición se despliega en tres ejes: La Ciencia del Color, El Simbolismo del Color y El Poder de la Luz. A través de ellos, los visitantes encuentran desde el mítico collar Seven Wonders hasta los primeros diseños de Sotirio Bulgari, en diálogo con obras de artistas contemporáneos como Lara Favaretto y Mariko Mori. La exhibición subraya cómo el color, más allá de ser una simple característica arbitraria, funciona como un lenguaje universal que atraviesa épocas y geografías.
Una velada que unió lujo y cultura
La jornada culminó en una cena de gala en el Atrio del Centro Nacional de Arte, organizada por Il Ristorante Niko Romito del Bvlgari Hotel Tokyo. Bajo la monumental arquitectura del museo, los invitados disfrutaron de la música de Roberto Cacciapaglia y la voz etérea de Kanna Ogawa, en una atmósfera que reafirmó el poder de la maison para convertir cada evento en una experiencia cultural total.
Con Bvlgari Kaleidos, la casa romana no solo mostró su dominio de la alta joyería, sino también su capacidad de construir puentes culturales. Una exposición que recuerda que el lujo, cuando está cargado de historia y color, se convierte en arte vivo.