En la moda, los gestos más pequeños suelen marcar la diferencia. Esta temporada, el detalle que promete transformar la manera en que entendemos los accesorios no es un collar llamativo ni un pañuelo estampado, sino la bufanda ‘skinny’. Tan fina como versátil, esta pieza se perfila como el nuevo comodín de los looks de otoño 2025.
Un regreso estilizado
La bufanda ‘skinny’ —popularizada en los años 2000 como complemento bohemio y más tarde adoptada por el minimalismo noventero— vuelve con fuerza, aunque bajo un nuevo discurso, hoy se propone como sustituto de las joyas de cuello y de los pañuelos de seda. La razón es clara, este accesorio básico de otoño aporta un gesto sofisticado sin robar protagonismo al resto del outfit, principalmente cuando se trata de gabardinas y abrigos en tonos cafés.
Cómo se lleva la bufanda ‘skinny’ en otoño 2025
La clave está en su versatilidad. Una bufanda ‘skinny’ puede anudarse al cuello en una vuelta simple para lograr un aire desenfadado, caer en vertical como si fuera un colgante o incluso usarse con un lazo improvisado sobre camisas y vestidos. En versiones de terciopelo, satín o punto ligero, eleva un estilismo sin necesidad de más accesorios o exuberancias.
En pasarelas recientes y en los primeros destellos del street style de temporada, hemos visto cómo se convierte en ese detalle inesperado de otoño que puede actualizar un traje sastre, añadir dramatismo a un vestido lencero o jugar con la androginia al acompañar chaquetas amplias y camisas masculinas.
El lenguaje del detalle
Lo fascinante de esta tendencia es que sustituye dos códigos habituales: los pañuelos, que solían añadir estampado o color, y los collares, que aportaban brillo. La bufanda ‘skinny’ logra fusionar ambos mundos con un gesto más contemporáneo. Al mismo tiempo, responde a un estado de ánimo colectivo, menos maximalismo y más foco en siluetas limpias, donde cada elemento tiene un propósito claro.
Del día y la noche
Su mayor atractivo es la facilidad con que transita entre escenarios. Con denim y camiseta blanca se convierte en un guiño sutil de estilo; con vestidos de seda o conjuntos monocromáticos adquiere un aire de sofisticación nocturna. Pocas piezas pueden presumir esa capacidad camaleónica.