La espera ha terminado. Tras casi dos décadas de haber inmortalizado a Miranda Priestly, Meryl Streep vuelve a meterse en la piel de la editora más implacable del cine. Y aunque el rodaje de la secuela de El diablo viste a la moda apenas comienza, ya tenemos una certeza: la moda seguirá temblando ante cada paso de Miranda.
En la primera imagen captada en el set de Nueva York, Meryl Streep reaparece con una estampa tan contundente como refinada. El look, lejos de caer en una repetición nostálgica, actualiza la esencia de su personaje con una lectura elegante del poder femenino contemporáneo.
Trench coat reinventado: neutral, fluido, decisivo
La pieza exterior es un trench coat en tono camel claro, confeccionado en una tela de caída suave que roza más el movimiento de una gabardina líquida que el clásico abrigo estructurado. Su silueta larga y sin cinturón remite a una autoridad que ya no necesita marcar la cintura para imponer presencia.
Este trench parece hablar de una Miranda que ha evolucionado. Más sobria, menos rígida, pero igual de temida. El tono neutro sirve como marco perfecto para lo que hay debajo: una combinación cromática tan inesperada como sofisticada.
Violeta: el color de la realeza —y del desafío
La blusa en violeta intenso podría parecer una elección inusual… salvo que hablemos de Miranda Priestly. Este color, que históricamente representa poder, independencia y misterio, funciona como una declaración estilística. Se trata de un matiz que rara vez se asocia con jefas editoriales minimalistas, y justo por eso, tiene impacto.
La elección también puede leerse como un guiño satírico a la famosa escena en la que desarma el discurso del cerúleo.
Falda lápiz de cuero: sensualidad estratégica
La falda midi en piel color marrón caramelo añade textura y tensión al conjunto. Ajustada, pero sin caer en lo obvio, esta pieza canaliza el poder desde la feminidad. El cuero le aporta un matiz agresivo que contrasta con la suavidad del trench y el color de la blusa.
El cinturón dorado de doble hebilla, apenas visible, suma un toque arquitectónico sin romper la fluidez del conjunto. Una elección tan calculada como todo lo que hace Miranda.
Tacones quemados: la base de hierro
El calzado cierra el círculo con un par de zapatos de tacón grueso en tono naranja quemado, que evocan autoridad con cada pisada. Son altos, pero no frágiles. Brillantes, pero no exuberantes. El tipo de tacón que Miranda usaría para caminar por encima del ego de cualquier asistente novata.
Gafas negras: la armadura intacta
El regreso no estaría completo sin su par de gafas negras de sol —rectangulares, opacas, cortantes— que devuelven a Miranda su aura de esfinge. Con ellas, Streep borra la línea entre personaje y actriz, dejando claro que el ícono ha vuelto, y no necesita presentación.