Ya en varias ocasiones las Casas de Subasta de distintas partes del mundo han tenido la oportunidad de adquirir y ofertar a los interesados la ropa interior de la Reina Isabel II.
Este juego de ropa interior fue olvidado por la Reina Isabel II en 1968 durante un viaje en avión con destino a Chile, entonces la prenda llegó a manos de Joseph de Bicske Dobronyi, un escultor estadounidense que tuvo gran relación con la industria del espectáculo por su cercanía a grandes figuras como una relación sentimental con Rita Lino, conejita de PlayBoy.
Joseph de Bicske Dobronyi murió en 2010 a causa de cáncer de hígado, pero hubo un objeto en especial que llamó la atención de los coleccionistas: las bragas de la Reina Isabel II que Dobronyi tuvo en su poder por más de 40 años.
De inmediato, Hansons Auctioneers and Valuers se puso en contacto con el equipo del artista para realizar una oferta por la prenda, cabe destacar que esta casa de subastas puso a la venta unos calzoncillos de la reina Victoria en 2008 por 17 mil 200 euros, un estimado de 367 mil 722 pesos mexicanos.
Luego de la muerte de Joseph de Bicske Dobronyi, los interesados por las bragas de la reina Isabel II tuvieron que esperar ansiosamente a que el príncipe William y Kate Middleton llegaran al altar en 2011 pues por una cuestión de respeto y cortesía hacia una persona de tal dignidad y rango no era posible ofertar la prenda sino hasta después de las nupcias de los herederos.
Por su parte, la subastadora Kerry Taylor también ha estado en la mira de quienes planean vender la prenda, así lo declaró para ‘El País’ pues asegura que en múltiples ocasiones se han puesto en contacto con ella vía correo electrónico para ofrecerle las bragas de la reina Isabel II, oferta que ha preferido rechazar por ser considerada irrespetuosa y de mal gusto.
La única vez que lo hice por razones éticas fue cuando me presentaron un par de bragas con iniciales bordadas pertenecientes a la reina Isabel II de Inglaterra de los años cincuenta, que habían conseguido de un avión. Alguien de la tripulación se las dio a quien me las ofreció. Me pareció de malísimo gusto, una falta de respeto. De la reina Victoria hubiera aceptado, pero ni en sueños vendería la ropa interior de la reina Isabel.
La rematadora y subastadora más joven de la historia ha preferido enfocarse a otro tipo de artículos como el vestido que salió en Sexo en Nueva York con estampado de periódico y otro que considera bastante horrible que perteneció a Margaret Thatcher.