Cambiar de fleco es una de esas decisiones que, aunque parece menor, puede alterar por completo la forma en que se percibe un rostro. No se trata solo de seguir una tendencia, el corte correcto puede equilibrar las proporciones, enmarcar la mirada y hasta afinar visualmente las facciones. Esta temporada, los estilistas coinciden en tres tipos de fleco que logran ese efecto naturalmente favorecedor, versátil y con un aire sofisticado que se adapta tanto al cabello liso como al ondulado.
Fleco cortina
Clásico, romántico y con un toque francés, el curtain bang sigue siendo el favorito de las mujeres que buscan suavizar el rostro sin perder movimiento. Su caída natural hacia los costados crea un efecto óptico que alarga el rostro y realza los pómulos. Es ideal para quienes tienen frente amplia o facciones redondeadas, ya que genera una sensación de simetría y ligereza. Además, su mantenimiento es sencillo, sólo requiere un secado con cepillo redondo y algo de volumen en la raíz para mantener la apertura central.
Fleco desfilado lateral
Perfecto para quienes prefieren un look más discreto, pero con impacto visual. Este tipo de fleco, que se integra de forma fluida con el resto del cabello, enmarca la cara con una diagonal sutil que estiliza las líneas del rostro y da protagonismo a los pómulos. Funciona especialmente bien en rostros cuadrados o con mandíbula marcada, ya que suaviza la estructura ósea y aporta dinamismo. Además, tiene un efecto lifting natural pues al caer hacia un lado dirige la atención hacia la parte superior del rostro y los ojos.
Fleco recto y texturizado
Aunque suele asociarse a un estilo más audaz, el fleco recto puede ser profundamente favorecedor si se trabaja con textura. Al dejar las puntas ligeramente irregulares y despeinadas, se logra un contraste entre precisión y ligereza que rejuvenece el rostro. Este tipo de corte ayuda a acentuar los pómulos y aporta una sensación de equilibrio visual, sobre todo en rostros alargados o con frente alta.
Más allá de la forma o el largo, el secreto está en adaptar el fleco a la personalidad y al movimiento natural del cabello. Un buen corte no se impone, se acompaña. Y en tiempos donde el autocuidado también se expresa a través de la imagen, elegir el fleco adecuado puede ser la manera más sencilla —y efectiva— de sentirse renovada sin perder la esencia.