La elegancia no es simplemente cuestión de prendas; es un arte sutil que se construye con cada detalle, desde los tejidos que rozan la piel hasta el calzado que sostiene nuestros pasos. En este equilibrio delicado, los zapatos pueden ser aliados o traidores. Según el reconocido consultor de estilo y ex mentor de Project Runway, Tim Gunn, un mal par de zapatos puede destruir un outfit entero, sin importar lo impecable que sea el resto. La afirmación, aunque categórica, se convierte en ley para quienes comprenden que la moda es un lenguaje visual cuya coherencia es vital.
Hay zapatos que, por tendencias pasadas de moda, falta de estructura o materiales poco nobles, tienen la capacidad de deslucir incluso los conjuntos más sofisticados. Hoy en Harper’s Bazaar preparamos para ti una lista de aquellos que los stylist más influyentes del mundo coinciden en evitar si se busca proyectar elegancia.
Zapatillas deportivas desgastadas
Aunque el athleisure se ha sofisticado con el paso de las temporadas, las zapatillas que han perdido su forma, están sucias o visiblemente gastadas transmiten descuido. Tim Gunn ha sido enfático al respecto:
Las zapatillas pueden ser elegantes, pero no cuando parecen haber sobrevivido una maratón
Si se opta por tenis en un outfit estilizado, deben lucir impolutos y de líneas limpias.
Zapatos con plataformas excesivas
Las plataformas inspiradas en los años 2000 han hecho un retorno reciente, pero no todas son bienvenidas. Aquellas que deforman la silueta del pie o dominan el outfit por completo desvían la atención de forma poco armónica. Elegancia es proporción, y el calzado debe dialogar con el conjunto, no imponerlo.
Tacones desgastados o con tacón pelado
Un par de stilettos con tacones raspados o forros dañados gritan negligencia. En palabras de la estilista Rachel Zoe, “el lujo no siempre es nuevo, pero sí debe parecer cuidado”. Un zapato mal mantenido comunica lo contrario a la sofisticación.
Botas demasiado grandes o arrugadas
Las botas que caen en el tobillo, forman pliegues o se ven excesivamente amplias pueden romper la armonía del look, sobre todo si se combinan con prendas estructuradas. En estilismos urbanos, la intención importa: si no hay coherencia entre lo oversized y lo sutil, el resultado puede parecer improvisado.
Sandalias de plástico o demasiado casuales
Las sandalias tipo flip-flop o de materiales sintéticos baratos difícilmente aportan a un outfit elegante. Aunque su funcionalidad es innegable en contextos playeros, fuera de ese entorno restan presencia y credibilidad estilística. La piel, las tiras bien diseñadas y los acabados pulcros marcan la diferencia.