Durante varias temporadas los tonos pastel dominaron el guardarropa y el feed de Instagram: lilas etéreos, rosas tenues y azules empolvados. Sin embargo, la moda avanza con giros inesperados y este otoño-invierno 2025 las pasarelas anuncian un cambio rotundo: el morado en su versión más maximalista se convertirá en el protagonista absoluto. Un color que abandona la dulzura de lo sutil para reclamar fuerza, dramatismo y presencia en cada look.
El regreso del dramatismo cromático
El morado profundo siempre ha estado asociado al poder, la realeza y el misticismo. Esta temporada regresa con un lenguaje contemporáneo que lo acerca tanto al streetwear como a la alta costura. Firmas como Valentino, Elie Saab y Richard Quinn lo han llevado a la pasarela en vestidos de gala, abrigos estructurados y trajes sastre que redefinen la forma de usar este color. No se trata de un toque de acento, el maximalismo pide llevarlo en bloques contundentes, de pies a cabeza.
Cómo se lleva el nuevo morado
El maximalismo no se queda únicamente en la intensidad del color. La clave está en sumarle texturas y acabados que refuercen su teatralidad.
Piel y vinilo: perfectos para un look urbano que no pasa desapercibido.
Terciopelo y seda: aportan sofisticación para noches de gala.
Lentejuelas y cristales: pensados para quienes buscan un efecto hipnótico en fiestas y red carpets.
El morado se alía fácilmente con tonos neutros como el negro o el gris, pero esta temporada la apuesta más arriesgada —y también más celebrada en las capitales de la moda— es mezclarlo con verdes eléctricos, fucsias vibrantes o incluso dorados metálicos.
Una declaración de estilo generacional
Aunque las tendencias más recientes apuestan por el clean look y el minimalismo, el morado maximalista se convierte en un manifiesto de rebeldía y disrupción. Habla de atreverse a sobresalir, de abrazar la intensidad y de rechazar la neutralidad. Es un color que conecta con una generación que entiende el vestirse como un acto performático y emocional, más que como un simple ritual cotidiano.
Celebridades como Zendaya, Florence Pugh o Anya Taylor-Joy ya lo han incorporado en alfombras rojas recientes, confirmando que se trata de una de las tonalidades más codiciadas para marcar diferencia en la temporada.
Del día a la noche
Lejos de ser exclusivo de la noche, el morado se adapta también a la luz del día. Una gabardina morada sobre jeans o un suéter oversized en este tono son piezas suficientes para transformar un look urbano en algo editorial. Por la noche, la intensidad se multiplica con vestidos ceñidos de escote arquitectónico o con conjuntos de sastrería de corte masculino que contrastan con accesorios ultrafemeninos.
Los accesorios en este color —bolsos estructurados, botas altas o guantes de piel— se vuelven un recurso infalible para quienes buscan sumarse a la tendencia sin vestirla de pies a cabeza.
El futuro es maximalista
La despedida de los pasteles no es casualidad, la moda refleja estados de ánimo colectivos y este otoño-invierno 2025 exige dramatismo, intensidad y un gesto de audacia. El morado maximalista, en todas sus variaciones —desde el violeta eléctrico hasta el púrpura imperial—, responde a esa necesidad de sobresalir en un escenario saturado de estímulos.
El morado maximalista no es solo un color, es una actitud. Y esta temporada, vestirlo equivale a declararse protagonista.