9 cosas que tal vez no sabes sobre la limpieza facial

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Aunque es sabido por todas nosotras que para tener una piel radiante es importante todo lo que comemos y tomamos, la limpieza facial cumple un papel primordial si lo que queremos es lucir un rostro por de más bello y pulcro. Te decimos cómo lograrlo, inténtalo por una semana y luego nos cuentas qué tal:

1. Un limpiador purificador es el little black dress de la belleza.

“Tener un bálsamo limpiador botánico purificador que elimine los rastros del maquillaje de la cara y los ojos es un básico que nunca debemos olvidar. Es un tratamiento similar a lo que en moda podría ser un vestido negro o unos jeans, piezas básicas a partir de las cuales construyes tu fondo de armario” apunta Silvia Oliete, fundadora de Blauceldona. Solo una piel limpia, puede recibir y aprovechar el tratamiento que apliquemos posteriormente.

2. Masajear bien y en línea

“Siempre nos han dicho que trabajemos el limpiador haciendo círculos, pero esa no es la manera”, advertía Emma Hardie en su reciente visita a Madrid para presentar los nuevos tratamientos de su linea facial. “Si nos fijamos en la fisonomía de la cara, los músculos están colocados en líneas súper rectas excepto los de los ojos. También los del contorno facial son lineales”. Explica, y propone, durante la limpieza facial, masajear en la dirección del músculo y en sentido ascendente “como en pequeñas olas, desde el centro del rostro hacia fuera, para llevar las impurezas a los puntos de drenaje”.

3. Limpiar los ojos, pero sin frotar

“Nos tratamos la piel con mucha agresividad”, advierte Marta Martí, creadora del Método Montibello que dice que se nota especialmente en la fricción excesiva que hacemos para desmaquillar los ojos. “Así desestructuramos el tejido de sostén de la piel y esto acelera la flacidez. Si a esto le sumamos que tienes bolsas y friccionas, alteras el sistema linfático”, explica.

4. Acertar con el producto adecuado

El fin es limpiar la piel a diario, así que es importante escoger un producto que nos guste y nos resulte agradable, un procedimiento que se adapte a nuestro estilo de vida y una textura que vaya con nuestro tipo de piel. Si el procedimiento se nos hace largo o engorroso, acabaremos excluyéndolo de nuestra rutina de limpieza facial. Silvia Oliete aporta algunas pistas que pueden ayudar a la elección: “Yo suelo recomendar un agua micelar a personas que aún no tienen el hábito de limpieza y que si les das dos productos dificultas que lo adquieran. Suelo recomendar jabones o espumas limpiadoras a las pieles mixtas y grasas porque se sienten más limpias y cómodas. Las leches se las propongo a las pieles secas para que la limpieza les resulte confortable”.

5. Seguir las instrucciones de uso

Parece obvio, pero no siempre lo hacemos. Leticia Carrera, directora del Centro Felicidad Carrera, advierte de que no con todos los limpiadores se sigue el mismo procedimiento: “Los hay que no necesitan aclarado, en otros se pide humedecer la piel antes de aplicar el producto… Por eso hay que seguir siempre las indicaciones de uso”, recomienda Marta Martí asegura que, aunque hay muchas texturas, ninguna limpia con solo aplicarlas, por arte de magia. “Todas tienen tensoactivos y absorben las partículas de suciedad (maquillaje, contaminación, sudor…), pero si te aplicas la limpiadora y luego la retiras, los tensoactivos, que son como esponjas, no han podido absorber. Por eso hay que trabajar el producto (masajearlo), después emulsionarlo y luego retirarlo”.

6. El tónico es imprescindible

“Es el producto que más compran las asiáticas y mira que piel tienen”, apunta Silvia Oliete que explica que su función es reequilibrar el ph de la piel después de pasarla por los metales pesados que contiene el agua. Leticia Carrera también subraya su importancia: “Es clave para que los productos siguientes penetren”, y explica que el tónico se puede aplicar con discos de algodón o con las yemas de los dedos para desperdiciar menos producto, como más te acomode durante tu limpieza facial.

7. El agua siempre templada

“Debemos lavarnos la cara con agua tibia”, recomienda Leticia Carrera, que explica que no es conveniente, ni en invierno, lavarnos el rostro con agua excesivamente caliente “porque produce vasodilatación y las paredes de los capilares se pueden dilatar de forma permanente produciendo couperosis”.

8. Introduce el uso de toallas

Leticia Carrera propone retirar el producto de higiene “mejor, con una toalla empapada porque el exceso de agua también produce deshidratación”. Y explica que hay tejidos especiales que se secan muy rápido para evitar la proliferación de microorganismos, “de lo contrario, toallas de algodón y de un solo uso, es decir, nos limpiamos la piel y la echamos a lavar”, recomienda. Algunos limpiadores se comercializan ya con toallas o lienzos específicamente diseñados.

9. Importante limpiar aunque no nos maquillemos

“Hay que hacer la limpieza mañana y noche, nos hayamos maquillado o no”, afirma categórica Marta Martí y explica que sobre la piel tenemos un aceite, que es la emulsión epicutanea: “Imagina si tú te impregnas las manos con aceite, todo lo que se te pegaría. Pues igual sucede en la piel del rostro”. Revelador. Lee también: ¿Ya cumpliste 30? Aquí 10 claves de belleza que NO deberías ignorar

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