Durante años, los batidos de proteína han ocupado un lugar estelar en el mundo del fitness y el bienestar. Se les atribuye la capacidad de construir músculo, acelerar la recuperación e incluso sustituir comidas. Pero junto con su popularidad también surgió una duda que persiste: ¿tomarlos puede hacerte subir de peso?
La respuesta corta es no necesariamente. Los batidos de proteína no son los responsables directos de un aumento de peso, sino el exceso calórico total. Si consumes más calorías de las que tu cuerpo necesita —ya sea a través de batidos o alimentos sólidos—, entonces sí puede haber un incremento en la báscula. En cambio, si los integras con moderación dentro de una dieta equilibrada, pueden convertirse en aliados del control de peso y de la tonificación muscular.
El verdadero problema surge cuando se eligen fórmulas con exceso de azúcares añadidos, saborizantes artificiales o grasas ocultas. Muchos batidos comerciales incluyen ingredientes que elevan su contenido calórico sin aportar beneficios nutricionales. Por eso, revisar la etiqueta es fundamental, busca opciones con al menos 20 gramos de proteína por porción y menos de cinco gramos de azúcar.
Más allá del mito, la proteína cumple una función esencial ya que ayuda a mantener la masa muscular, aumenta la sensación de saciedad y favorece la recuperación después del entrenamiento. Estos factores, combinados con una alimentación consciente, pueden incluso apoyar la pérdida de grasa. En el caso de quienes buscan ganar masa muscular, los batidos de proteína se convierten en una herramienta práctica para cubrir las necesidades proteicas sin recurrir a comidas excesivamente pesadas.
En definitiva, los batidos de proteína no engordan por sí mismos. Lo que define el resultado es el contexto, es decir, tu alimentación, tu nivel de actividad física y tus objetivos. Entender cómo usarlos a tu favor es lo que marca la diferencia entre un mito más y un hábito inteligente.