No fue necesario un vestuario de superhéroe para que Lux Pascal brillara en la premiere de Los Cuatro Fantásticos: Primeros Pasos. La actriz apareció con una propuesta estética pulida, construida a partir de una narrativa sólida: rescatar una pieza icónica del archivo de Gianfranco Ferré y actualizarla con sensibilidad contemporánea. A su lado, Pedro Pascal —su hermano y uno de los protagonistas del filme— selló con complicidad fraterna un momento que ya se siente histórico.
El vestido elegido no es una pieza reciente. Se trata de un diseño que la modelo Karlie Kloss llevó sobre la pasarela en la colección primavera-verano 2011 de Ferré, durante la dirección creativa de Tommaso Aquilano y Roberto Rimondi. La silueta halter, el sutil plisado del textil, los cortes laterales que dejan entrever la piel y los detalles trenzados en cuero componen una estructura geométrica que se mueve entre la sobriedad y la vanguardia. Una fórmula difícil de equilibrar, que en Lux encuentra la medida exacta.
El lenguaje corporal, pausado y elegante de Lux Pascal activa las líneas del diseño con naturalidad: la espalda al descubierto potencia una silueta alargada, mientras que el entrecruzado trenzado en la cintura actúa como un cinturón visual que moldea la figura sin necesidad de ornamentos adicionales. El resultado es un look con historia, pero también con actualidad.
Menos es más: la elección de joyería de Lux Pascal
Para acompañar un vestido con tanto carácter, Lux Pascal recurrió a una joyería que no busca resaltar por sí misma, sino contribuir a un total look elegante y sobrio, para ello eligió TOUS Atelier, la línea más refinada de la firma catalana, firmó los accesorios con una lectura contemporánea del lujo.
En las orejas, los pendientes Mandala, elaborados en oro blanco de 18 quilates con topacios blancos, evocan la geometría sagrada de la India. La forma circular conversa con las líneas del vestido y aporta una luz controlada que vibra con discreción.
En las manos, dos piezas que dan continuidad a la narrativa. El primero, un anillo triple espiral con diamantes en tallas brillante, pera, corazón y princesa, sugiere movimiento, como si capturara el brillo de una ciudad nocturna. El segundo, un anillo doble con diamantes talla pera, alude al Mediterráneo, al vaivén del mar, a un lujo sin rigidez.
El maquillaje de Lux Pascal mantuvo la misma línea que el vestido: estructura, suavidad, intención. La piel aparece trabajada con una base luminosa que respeta la textura natural. Las mejillas se esculpen con un rubor rosado que proyecta frescura sin verse aniñado.
Los ojos, delineados con precisión y sombra difusa en tonos tierra, amplifican su mirada sin cargarla. Las pestañas levantadas en abanico le dan expresión sin robar protagonismo. Los labios, en un tono nude rosado satinado, completan el conjunto con elegancia funcional.
Y aunque su hermano Pedro Pascal también dio de qué hablar —con clavel rojo y pañuelo de lunares—, fue ella quien construyó el statement más potente de la alfombra: que el verdadero poder está en la narrativa visual bien contada.