Jackie Kennedy sabía que la elegancia no depende del exceso, sino de la precisión. A mediados de los setenta, fue fotografiada en el aeropuerto de Nueva York con una gabardina de cuero negro, lentes oscuros y una serenidad imperturbable. Esa imagen, capturada en blanco y negro, se convirtió en un símbolo de independencia y estilo. Medio siglo después, la escena vuelve a cobrar fuerza: la gabardina que definió su estética pos-Camelot se reinstala en el guardarropa contemporáneo.
La moda de 2025 ha reinterpretado esa pieza desde una mirada que combina herencia y funcionalidad. Las versiones actuales mantienen la estructura de doble abotonadura y cinturón, pero sustituyen el brillo del cuero original por materiales más táctiles como algodón encerado, napa flexible o mezclas técnicas que caen con naturalidad. Lo esencial no ha cambiado y es que el gesto de autoridad que transmite al ceñirse a la cintura y dejar ver apenas el cuello del suéter o la camisa es de una elegancia insustituible.
El atractivo del look de Jackie Kennedy no radica en la nostalgia, sino en su vigencia. Su elección no era romántica ni caprichosa, más bien, era práctica, pulida y profundamente moderna. Vestida de negro total, proyectaba control y discreción, pero también libertad. Ese equilibrio —entre la contención y la individualidad— es precisamente lo que hoy define el nuevo lujo silencioso, una tendencia que privilegia la calidad, la coherencia y la intención detrás de cada prenda.
Jackie Kennedy no fue solo un ícono de moda; fue una estratega del estilo que cada tanto vuelve a sorprendernos regresando principalmente en otoño con alguna de sus icónicas prendas y es que, en cada elección hablaba de su transición, de su independencia y de su poder. Hoy, su gabardina vuelve a recordarnos que el estilo no necesita ser nuevo para sentirse relevante, sólo necesita tener algo que decir. Y Jackie Kennedy aún lo dice todo.