Icono de la moda: Así es como se construyen y marcan tendencia

icono de la moda

“Si no llevas algo que la gente desee comprar, ¿cómo te van a imitar?”, le decía Samantha Jones a Smith Jerrod en Sexo en Nueva York. Y es verdad. La historia reciente –vamos, la gente de la moda y tal– demuestra que hay que ser imitado para convertirte en un icono de la moda.

En el caso de los protagonistas de este artículo, lo de la imitación es accesorio. Sobre todo porque algunos de ellos han hecho –precisamente de eso– los accesorios, las claves de sus estilos personales.

Un elemento identificativo, como el reloj Tank Solo de Cartier de Andy Warhol, del que decía: “No uso el Tank para decir la hora. De hecho, ni lo miro”. Una frase y un modelo que con el paso del tiempo –literalmente– se han convertido en una extensión del personaje. Del icono de la moda. De la historia.

¿Quién no reconoce el guante de strass de Michael Jackson? ¿O los trajes de tweed que siempre lucía Coco Chanel? Incluso las bailarinas de Roger Vivier de Inés de la Fressange o los manolos de Carrie Bradshaw. Esto, traducido en la vida del resto de mortales sería un “chica, siempre llevas lo mismo” pero que, por obra y gracia de la moda, al final se convierte en tu seña de identidad.

icono de la moda

Un claro ejemplo de ello es el recientemente desaparecido Karl Lagerfeld. El diseñador e icono de la moda hizo de binomio blanco y negro, al igual que su antecesora Chanel, una de los puntos fuertes de su estilo personal. “El chándal es un signo de derrota. Cuándo pierdes el control sobre tu vida, te compras uno”, decía. Y así fue hasta el final de sus días, sin chandal. Pero con americana, alzacuellos blanco, lazos, los pantalones pitillo, los mitones, botas de ‘cowboy’ y gafas de sol con montura XL. Todo el mundo reconoce el estilo de Karl. Y así lo hemos visto incluso hasta el último momento de su vida. Siempre será recordado por haber adelgazado más de treinta kilos para enfundarse en unos pantalones pitillo de la era de Hedi Slimane en Dior Homme.

Los mitones de la casa francesa Maison Causse, eran los favoritos del Káiser. “Los guantes son un objeto muy particular fabricados con un cuero cuya elasticidad es necesaria para que el artesano pueda estirarla y trabajarla”, comentan desde la firma. Por su parte el director creativo de Chanel y Fendi ironizaba sobre ellos: “Antiguamente estaba mal visto saludar a alguien que llevara guantes”, dijo en una entrevista. Al mismo tiempo que admitía que le gustaba los mitones “porque me permiten dibujar”. Ya sabéis, hay que incorporar excentricidades al look para que el personaje complete el talento que ya posee. Y de eso Karl, sabía mucho. icono de la moda

Otra de las que combinó todo tipo de excentricidades en formar y construir su personaje –y su mito– fue Isabella Blow. Intentó suicidarse varias veces –saltando desde un puente, con pastillas, cortándose las venas…– hasta que al final murió envenenada con herbicida. Pero lejos de lo que pueda parecer, su seña de identidad no era ser la fan del programa ‘100 maneras diferentes de morir’ (léase con humor negro, pero con humor), sino de los tocados y los diseños más exquisitos de Philip Treacy y Alexander McQueen, descubiertos por ella misma. Cada uno de los tocados que Blow llevó pasaron a la historia. Y siempre será recordada como la dama inglesa que amó la excentricidad y que se ocultó tras los diseños más sorprendentes de Treacy. Piezas de excepción, muchas de ellas hoy expuestas que fueron clave para elevar al cielo a Isabella y al diseñador de tocados, hoy considerado el creador de la aristocracia y realeza europea (enlace al tema de tocados).

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Anna Wintour, directora del Vogue americano es otro icono de la moda que cuenta con varios elementos clave en su estilo. El primero de ellos es el peinado que, como buena reina que se precie –ya sabéis que no tienen permitido cambiar mucho de estilo– lleva el mismo desde que hay constancia de ello. De hecho, dicen que desde que tenía 14 años. El corte bob inmaculado de la Wintour llegó mucho antes que el peinado de Jennifer Aniston en ‘Friends’ y puede –solo puede– que antes que el de la presentadora del Telediario de Televisión Española Ana Blanco, que nos deleita con un estilo similar al de Ana desde hace muchísimos años.

Además del estilismo capilar, otro de los símbolos que identifican a la periodista son sus gafas de sol de Chanel. Con una montura XL, patillas anchas y el logo siempre rozando su melena, rara es la ocasión en la que Wintour es deslumbrada por los flashes de las fotografías sin ellas puestas.

Lo mismo sucede con el diseño de los manolos de la firma Manolo Blahnik que lleva la editora desde hace más de 20 años. Con un diseño de tiras cruzadas frontales y un tacón kitten, se rumorea que lo único que cambia es el color de la sandalia, más o menos beige en función del bronceado de su piel.

Respecto a los collares con los que siempre la vemos desde 2012, son de los joyeros británicos S.J. Phillips Ltd. Están realizados con piedras preciosas –se rumorea que con origen georgiano– como amatista y topacio. Gracias al corte escalonado obtienen un brillo, sorprendente y único, que se compensa con la forma ovalada de cada piedra. Verdaderos diseños vintage con los que la periodista más importante de la moda, se siente totalmente cómoda.

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Yves Saint Laurent es otro icono de la moda que aumentaba –y se ocultaba– tras la pasta de sus gafas al mismo tiempo que aumentaba su éxito en el mundo de la moda. Sus primeras imágenes al frente de la casa Dior –cuando el diseñador tenía solo 21 años– dejaban a la vista un joven creador que se mostraba con monturas minimalistas en metal y pasta. A lo largo de su carrera eso cambiaria e iría ‘diseñando’ poco a poco el mito. También a través de este accesorio. La francesa Maison Bonet –la misma donde Le Corbusier o, mucho más tarde, Jacques Shirac compraban sus míticas monturas– fue la firma elegida por el creador francés para convertirse en icono de la moda. Un símbolo tan íntimo y personal, que Yves iba modificando el estilo de su montura año tras año. Aún están en la casa algunos de los bocetos de las monturas más reconocibles de Saint Laurent. Quizá los de la décadas de los 60 y 70. Puede que te haga ilusión tener tal joya a la vista pero deberás tener en cuenta que los precios de tales creaciones comienzan a partir de 1.500 € la montura. Pero oye, nadie dijo que ver el mundo bajo el prisma de Yves Saint Laurent fuera algo barato ¿no?

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