La clave está en cómo gastarlo
Si nos dieran un euro por cada vez que alguien nos dice que “el dinero no da la felicidad”, acabaríamos siendo millonarios. Hay cierto pudor en hablar de eso, está mal visto, es de mala educación en según qué círculos. Sólo los que sufren la tiranía mensual de los número rojos en la cuenta bancaria se atreven a reconocer abiertamente que unos cuantos miles de euros les darían felicidad. O al menos, sosiego, algo que a veces se le parece demasiado.
Nos da vergüenza confesarlo, pero la verdad es que sí, el dinero puede comprar felicidad. La clave está en cómo gastarlo:
Menos compras y más experiencias. Conciertos, viajes, deportes... Cuando gastamos en experiencias nos sentimos más felices que cuando lo hacemos con objetos materiales. Según un estudio del Journal of Consumer Psychology, pagar por ejemplo por unas vacaciones nos proporciona más felicidad que hacerlo por un coche. Según la investigación, el 57% reconocía que había sido más feliz con gastando por una experiencia que comprando bienes material. Mientras que el 34% aseguró lo contrario.
Gasta acompañado. Cuando se trata de elegir una experiencia en la que gastar tu dinero, suele ser mejor elegir una en la que estés acompañado. Según este estudio, los que eligen experiencias en solitario acaban reconociendo que nos les había recompensado más que gastarlo en bienes materiales. Conclusión: Lo que en realidad nos proporciona felicidad no es hacer cosas, sino hacerlas acompañados.
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Compra acompañado. Lo mismo ocurre cuando se trata de comprar objetos materiales, no sólo experiencias. Sobre todo si eres de carácter extrovertido, te hará mucho más feliz si esa compras las hacer con compañía que en soledad. En este punto, da igual en qué te gastes tu dinero.
Gastar para otros. Ser generoso con los nos hace más felices. En la University of British Columbia estudiaron a un grupo de gente, a quienes dieron dinero para que los gastaran en ellos mismos o en otras personas. Aquellos que lo dedicaron a los demás aseguraron sentirse mejor que quienes lo gastaron en sí mismos.
Gasta poco pero más a menudo. Es preferible gastar en muchos placeres pequeños que en pocos grandes. La felicidad está asociada a la frecuencia con la que sentimos.
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