También estarán a la venta los zapatos de Megan y la máquina de escribir de Peggy
El humo de un cigarro, el tintineo de unos cubitos de hielo en una copa, el traje –siempre impecable– de Don Draper... Son muchas las imágenes asociadas a la estética de Mad Men, la serie de culto ambientada en una agencia de publicidad de finales de los años 50, que han trascendido al universo del interiorismo y de la moda.
A un año de su final, Mad Men vuelve a ser noticia desde que se anunciara la subasta de alrededor de 1,500 piezas de utilería que se usaron para grabar la serie. La puja tendrá lugar el 1 de abril y se prolongará hasta el 15 de junio, según ha anunciado ScreenBid, la casa de subastas online que se ha especializado en poner objetos de colección de las series al alcance de los fanáticos.
Los interesados podrán tener una vista previa de los artículos de Mad Men que serán comercializados al visitar el sitio web de ScreenBid. Mientras tanto, éstos son algunos de los objetos que morimos por tener:
La licorera de Pete Campbell
Con forma de antiguo globo terráqueo, este mueble alberga en su interior las imitaciones de botellas de licores de los años 60 que son mencionados en la serie, incluyendo el Old San Francisco Brandy y, por supuesto, el elemento básico del martini: la ginebra Seagram.
Los zapatos de Megan Draper
Harán muy feliz a alguna (afortunada) mujer que calce del 7 americano. Los tacones de aguja, color rosa flamenco, serían ideales para cenar en Chasen… si todavía existiera. En cuanto a las sandalias de lavanda con cintas de plástico violeta, son perfectas para andar en casa.
La máquina de escribir de Peggy Olson
Para los aficionados de las antiguas tecnologías hay una selección de viejas máquinas de escribir con las que podrán enriquecer sus colecciones, pero la más especial es la de Peggy, nuestra feminista favorita de la ficción. ¡Casi podemos oír el clic-clac de sus dedos al golpear las teclas!
El convertible de Don Draper
El Imperial Crown Chrysler 1964, rojo oscuro, de Draper aparece en el tercer episodio de la cuarta temporada. El protagonista lo maneja durante un viaje a California, como solo él puede hacerlo –capota abajo, una mano al volante y sin cinturón de seguridad–… y ahora tú también, si estás dispuesta a desembolsar algunos cuantos miles de dólares.