Todo parece indicar que el final del periodo vacacional podría ser complicado
De acuerdo a investigaciones realizadas por la University of Washington, agosto es uno de los dos meses en los cuales la tendencia de las parejas a divorciarse es mayor.
Julie Brines, un catedrático de sociología, acompañado por el profesor Serafini, observaron el alza en peticiones de divorcio en los meses de agosto y marzo durante el periodo de tiempo comprendido entre el año 2001 y 2015, siendo la causa una rutina doméstica.
Brines y Serafini presentaron su trabajo en la junta anual de la American Sociological Association. Mientras que investigaban la recesión en el estado de Washington, notaron el aumento en las peticiones de divorcio después de dos de los mayores periodos vacacionales: Semana Santa y verano. Lo anterior podría deberse a que las parejas deciden tomar la decisión después de haberse enfocado a la convivencia familiar que suponen los periodos de descanso.
“Las personas tienden a enfrentar las vacaciones elevando las expectativas, olvidando las decepciones que podrían haber tenido en los años pasados. Hay momentos en el año en los que todos esperan nuevos comienzos, cosas diferentes, es como un ciclo de optimismo”, explicó Brines.
Los investigadores concluyeron que si las vacaciones no elevan las expectativas, crea más estrés y es cuando las parejas se ven obligadas a tomar esta difícil decisión. En marzo, la época permite que las finanzas se acomoden, por otro lado en agosto la familia puede lidiar con los problemas tiempo antes de que los hijos entren a la escuela.
Posteriormente, durante sus investigaciones en el estado de Washington, Brines y Serafini descubrieron que el patrón se repite en la mayoría de los estados.
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