Cuando se trata de perder peso, pocas decisiones generan tanta incertidumbre como elegir entre el entrenamiento cardiovascular y el de fuerza. Cada disciplina tiene sus fieles seguidores: quienes juran por el running diario y quienes no conciben resultados sin levantar pesas. Pero más allá de las preferencias, ¿cuál de los dos es más eficaz para alcanzar una pérdida de peso sostenible?
Cardio: el quemador rápido de calorías
El ejercicio cardiovascular —ya sea correr, nadar, saltar la cuerda o usar una bicicleta estática— se ha asociado históricamente con la quema de grasa. Una sesión moderada puede consumir entre 300 y 600 calorías, dependiendo de la intensidad y del peso corporal.
El Dr. Luis Eduardo Madrazo, médico cirujano con especialidad en Medicina del Deporte por la UNAM y consultor en fisiología del ejercicio, señala que:
El cardio es excelente para inducir un déficit calórico. Pero si se realiza en exceso y sin acompañamiento de fuerza, puede llevar a la pérdida de masa muscular, lo que a la larga perjudica el metabolismo
Es decir, sí: el cardio es efectivo para comenzar a bajar de peso. Pero su efecto puede ser limitado si no se equilibra con entrenamiento de resistencia.
Pesas: construcción muscular con impacto duradero
El entrenamiento con pesas no solo transforma el cuerpo estéticamente. También ayuda a preservar —e incluso aumentar— la masa muscular, lo cual es clave para mantener un metabolismo activo. Además, produce un efecto conocido como EPOC (Excess Post-exercise Oxygen Consumption), que permite seguir quemando calorías incluso después del ejercicio.
El músculo es metabólicamente más activo que la grasa. Mientras más masa magra se tenga, mayor será el gasto calórico basal. Por eso las pesas son una herramienta valiosa no solo para quienes quieren verse mejor, sino para quienes buscan una pérdida de peso sostenible.
La fórmula más efectiva: no elegir, sino combinar
En lugar de enfrentar cardio y pesas, los expertos coinciden en que la combinación es la clave del éxito. Una rutina semanal que incluya de dos a tres sesiones de fuerza y otros dos días de cardio (moderado o de alta intensidad) ofrece beneficios metabólicos, hormonales y físicos más completos.
Incorporar ambos tipos de ejercicio permite perder grasa, mantener músculo y mejorar la salud cardiovascular, sin caer en estancamientos ni sobrecargas.
¿Cardio o pesas? La respuesta más sensata es: ambos. Mientras el cardio acelera la pérdida inicial, el entrenamiento de fuerza asegura que esa transformación se mantenga. No se trata de elegir un bando, sino de construir un plan que trabaje a tu favor, con inteligencia, constancia y conocimiento.