Hace apenas una semana, el mundo de la moda y el entretenimiento sufrió una de sus más grandes perdidas en lo que va del año, se trató de la muerte del diseñador Giorgio Armani a los 91 años en Milán, Italia, sin embargo, algunas dudas surgieron tras su partida del mundo terrenal, como el futuro de su patrimonio valuado en cerca de 12 mil millones de dólares, ya que el diseñador no tuvo hijos.
El diseñador italiano que levantó una de las casas de moda más influyentes del siglo XX y XXI expresó por escrito su última voluntad en un testamento claro y fiel a los valores que defendió en vida, ellos serán sus herederos.
Una herencia sin herederos directos
Al no haber tenido hijos, Giorgio Armani buscó en su entorno más íntimo a quienes darán continuidad a su obra, los primeros responsables de las decisiones de su legado será la Fundación Giorgio Armani a quien encomendó la venta gradual del 15% de la marca aunque el comité ejecutivo de dicha asociación respondió que su responsabilidad es salvaguardar la continuidad de la marca, así como ofrecer una estabilidad financiera a la misma a través de las decisiones que tome directamente Pantaleo Dell’Orco, colaborador de confianza durante décadas y considerado sombra de Giorgio Armani en los procesos creativos y de gestión.
Su hermana Rossana y sus sobrinas Silvana y Andrea también forma parte de la lista de herederas de los bienes del diseñador a quienes dejó el 75% de la sociedad L’Immobiliare Srl, propietaria de inmuebles en Saint Tropez, Antigua, Broni y Pantelleria.
Más que porcentajes, una estrategia comercial
El documento, escrito pocos meses antes de su fallecimiento, no se limita a repartir bienes; describe un itinerario empresarial. En un plazo máximo de 18 meses, los herederos deberán vender una parte del capital a un socio estratégico, con prioridad hacia grupos que puedan reforzar la proyección internacional de la marca. Posteriormente, entre tres y cinco años, se contempla una cesión mayoritaria que podría alcanzar hasta la mitad de la compañía.
Como alternativa, si las condiciones no fueran favorables, el plan abre la posibilidad de una salida a bolsa. En cualquier escenario, Giorgio Armani exigió que la operación no comprometa la esencia que construyó: sobriedad, modernidad y elegancia sin ostentación como parte de la firma de la casa.
Más allá de cifras y plazos, el testamento se convierte en una carta de principios. Giorgio Armani dejó escrito que su marca deberá seguir defendiendo la innovación en materiales, la excelencia en el diseño y la sofisticación entendida como una forma de respeto hacia quien viste sus creaciones.