Si hay una royal que ha marcado tendencia y se ha consagrado como un ícono, esa es Diana de Gales, incluso a casi treinta años de haber perdido la vida en aquel fatídico accidente sobre Puente del Alma, en París. Sus joyas y accesorios más preciados fueron heredados a sus sucesoras, algunos otros han sido subastados como parte de un legado histórico de la princesa e incluso, hemos visto a Kate Middleton honrar la memoria de la princesa con sus inigualables tiaras y anillos.
Pero hay una joya es especial que no ha sido vista nuevamente en público desde el fallecimiento de Lady Di: se trata de un collar que, supuestamente, posee una maldición. El collar de zafiro y perlas era originalmente un broche que la princesa recibió como regalo de la reina madre el día de su boda con Carlos III y que, irónicamente la acompañaría en los momentos más polémicos de su separación del actual rey.
Luego de recibir el broche, Lady Di decidió convertirlo en un majestuoso collar azul intenso engarzado en una gargantilla de perlas. Una de las primeras veces que llevó el collar fue durante su visita a la Casa Blanca en 1985 cuando bailó con John Travolta, una imagen que le ha dado la vuelta al mundo y sigue formando parte de los momentos más legendarios de la princesa.
Sin duda, uno de los momentos más recordados del collar sobre el cuello de la princesa Diana fue cuando caminó con la frente en alto y un inolvidable vestido negro de escote Bardot y corpiño fruncido que acaparó la mirada de la prensa mientras el entonces príncipe Carlos III aceptaba públicamente su romance con Camila Parker.
El mismo collar de zafiro y perlas acompañó a la princesa Diana de Gales a la única red carpet de la MET Gala que pudo asistir en 1996 donde lució un vestido lencero negro con detalles de encaje tan discreto que ese toque de sobriedad llamó la atención de todos los asistentes, un solo accesorio brillaba sobre su pecho: el collar de zafiro y perlas que no ha sido visto nuevamente y que probablemente este resguardado en la colección privada de la familia real o su heredera haya preferido mantenerlo oculto por respeto a la memoria de la princesa del pueblo, quien no sólo recibió originalmente un broche, sino que lo hizo suyo y le dio un papel importante dentro de la historia de su matrimonio con Carlos III.