Tao era un niño y se llamaba Phajaranat Nobantao. Seis años después, Mimi se llenó de valor y decidió salirse del monasterio para convertirse en lo que realmente quería ser: una mujer. Según afirman reconocidos medios de comunicación, en el monasterio solía maquillarse y tomarse pastillas anticonceptivas para desarrollar características más femeninas.</p>
