Andy Sachs ha vuelto. Y aunque no lleva tacones imposibles ni bolsas de diseñador colgando del brazo, su energía es inconfundible. En una imagen reciente que ya circula en redes sociales, Anne Hathaway aparece con un conjunto sastre sin mangas de rayas diplomáticas, joyería minimalista y una sonrisa que grita seguridad absoluta. Pero más allá del glamour discreto de la imagen, hay algo más que emociona: este look será parte del vestuario oficial de The Devil Wears Prada 2.
Sí, Andy Sachs ha madurado, y su estilo también. Lejos del dramatismo de las pasarelas, este outfit representa un cambio real en la narrativa de poder femenino en la oficina. Se acabaron las prendas incómodas como símbolo de éxito; la elegancia ahora es inteligente, funcional y con personalidad.
El conjunto en cuestión parte de una fórmula sencilla, pero efectiva: chaleco sastre ajustado con botones frontales y pantalones a juego de pinzas con caída fluida. La silueta se ajusta dónde debe, pero respeta la comodidad. La elección del rayado vertical estiliza visualmente la figura, mientras que el tejido estructurado mantiene la formalidad sin rigidez.
Este tipo de sastrería sin mangas —una evolución del clásico power suit— es perfecta para climas cálidos o ambientes laborales híbridos, donde el dress code ya no exige sacos rígidos, pero sí comunica profesionalismo. Además, la ausencia de mangas permite mostrar los brazos con naturalidad, sin perder autoridad visual.
Los accesorios elegidos por Hathaway refuerzan esta narrativa de sofisticación sin esfuerzo. Un collar doble de perlas contemporáneas se convierte en el único acento ornamental, mientras que el resto del look se mantiene limpio, con maquillaje neutro y cabello suelto en ondas naturales. En los pies, unos botines negros de punta afilada cierran el conjunto con decisión. Nada sobra, nada falta en Andy Sachs.
La fuerza de este look radica en su versatilidad: funciona para una junta creativa, una presentación ejecutiva o incluso una cena después del trabajo. Es el tipo de atuendo que dice sé lo que hago sin tener que alzar la voz. Y eso, justamente, es lo que representa esta nueva etapa de Andy Sachs: una mujer que ya no necesita probarse ante nadie, pero que sigue disfrutando del juego de la moda aún después de casi 20 años.