La manicura, como todo gesto estético que se toma en serio, está dejando atrás el exceso evidente. En 2026, las uñas no buscan llamar la atención a gritos, sino acompañar el look completo con inteligencia, coherencia y una dosis muy precisa de intención. Las tendencias que comienzan a perfilarse no van de color por color, sino de sensaciones entre superficies que parecen tocarse con la vista, tonos que no se agotan en una sola lectura y diseños que se sienten más editoriales que decorativos.
Estas son las 4 tendencias en manicure que definirán el próximo año y que ya se asoman en pasarelas, alfombras rojas y estudios de nail art de alto nivel.
Uñas efecto seda, el nuevo neutro elevado
Más que brillo, lo que se busca es suavidad. Las manicuras efecto seda apuestan por esmaltes translúcidos, lechosos o ligeramente perlados que reflejan la luz de forma difusa, como una tela fina sobre la piel. No son completamente mate ni totalmente glossy; viven en ese punto intermedio que resulta elegante sin esfuerzo.
Funcionan especialmente bien en tonos marfil, rosa empolvado, nude cálido o blanco suavizado, y se adaptan a cualquier largo. Son el complemento natural de looks minimalistas, joyería delicada y maquillaje de piel trabajada. En 2026, esta manicura se convierte en el equivalente beauty de una camisa de seda impecable.
Metálicos suaves (no futuristas)
El metal no desaparece, pero se transforma. Atrás quedan los cromados extremos y los reflejos espejo. Lo que llega son metálicos diluidos: plata satinada, champagne, oro pálido o cobre rosado, aplicados en capas finas que dejan ver la uña natural debajo.
Este tipo de manicura se siente más orgánica y menos literal, perfecta para quienes quieren algo especial sin caer en lo obvio. Combina especialmente bien con estilismos monocromáticos, prendas estructuradas y accesorios arquitectónicos. Es brillo, sí, pero con contención.
Nail art abstracto y editorial
En 2026, el nail art se acerca más al arte contemporáneo que a la decoración clásica. Líneas irregulares, manchas estratégicas, trazos que no buscan simetría y combinaciones de dos o tres tonos bien pensados dominan esta tendencia.
No se trata de llevar mucho, sino de llevar algo interesante. Bases neutras con un solo gesto gráfico, colores apagados con un acento inesperado o transparencias con líneas finísimas son algunas de las fórmulas más vistas. Es la manicura ideal para quienes entienden las uñas como una extensión del estilo personal, no como un accesorio aislado.
Manicura corta, pulida y consciente
El largo extremo pierde protagonismo frente a uñas cortas, bien limadas y perfectamente cuidadas. En esta tendencia, el foco está en la salud de la uña, la cutícula trabajada y el acabado limpio. Los tonos favoritos: nude personalizados, beige rosado, topo claro y transparencias con tratamiento.
Esta manicura habla de una nueva relación con la belleza para 2026, será más consciente, más realista y profundamente sofisticada.