Cada temporada, las pasarelas internacionales se convierten en el laboratorio cromático por excelencia que define lo que llevaremos en las calles los siguientes meses y el otoño 2025 no será la excepción. Ya hay siete colores que se perfilan como absolutos protagonistas y hoy en Harper’s Bazaar te contamos como usar el gris, negro, verde, amarillo mostaza, burdeos, azul eléctrico y marrón con sofisticación y elegancia. Todos ellos, lejos de ser elecciones casuales, responden a una narrativa que mezcla innovación, energía y la necesidad de prendas que transmitan seguridad en cualquier contexto.
Más allá de la moda efímera, estos tonos funcionan como un lenguaje visual que habla de estados de ánimo colectivos y de cómo queremos proyectarnos en el mundo.
Una paleta que equilibra lo clásico y lo atrevido
Lo fascinante de esta temporada es que los siete colores funcionan tanto en conjunto como por separado. Los neutros —gris, negro y marrón— aportan la base sólida, mientras que verde, mostaza, burdeos y azul eléctrico introducen la dosis de frescura y dramatismo que cualquier armario necesita.
Este otoño, la moda demuestra que el color no es un detalle menor, sino el verdadero hilo conductor de la temporada. Cada tono encierra una narrativa y, al adoptarlos, no solo seguimos la tendencia, sino que también enviamos un mensaje sobre cómo queremos vivir y ser vistos.
Gris
El gris deja de ser un simple color de transición para convertirse en un símbolo de elegancia sobria. Firmas como Prada y Max Mara lo han presentado en abrigos de lana, trajes minimalistas y vestidos fluidos que demuestran su versatilidad. Esta temporada, se lleva en total look o combinado con acentos metálicos que potencian su carácter urbano.
Negro
Aunque no sorprende su presencia, el negro vuelve con fuerza renovada. Lo que cambia es la manera de llevarlo, en vestidos con texturas táctiles, capas con transparencias y accesorios que refuerzan su dramatismo. Es la base del armario otoñal y sigue siendo el color que mejor traduce poder y misterio.
Verde
El verde se mueve entre dos polos, los tonos profundos que evocan naturaleza y los matices más vibrantes que conquistan con frescura. En colecciones de Bottega Veneta y Valentino ha aparecido en pieles, bolsos XL y piezas satinadas que muestran cómo este color se convierte en sinónimo de lujo contemporáneo.
Amarillo mostaza
Este tono es la prueba de que el amarillo puede ser sofisticado. El mostaza aparece en vestidos de punto, pantalones anchos y chaquetas estructuradas, aportando calidez a los días más fríos. Su mayor atractivo es que ilumina sin resultar estridente, convirtiéndose en un aliado perfecto para quienes buscan un toque diferente sin perder elegancia.
Burdeos
El burdeos se consolida como el nuevo rojo del otoño. Tiene la fuerza necesaria para destacar en accesorios de piel, vestidos de cóctel o incluso labios oscuros que acompañan el look. Marcas como Dior y Fendi lo han mostrado como una declaración de sensualidad madura y sofisticada, ideal para quienes prefieren tonos con carácter.
Azul eléctrico
En medio de una paleta dominada por tonos sobrios, el azul eléctrico irrumpe como un estallido vibrante. Visto en abrigos oversize, botas altas y vestidos de noche, es la apuesta para quienes no temen atraer miradas. Su fuerza cromática transforma cualquier look básico en un gesto audaz y memorable.
Marrón
Durante años considerado un color difícil, el marrón regresa en clave sofisticada. Loewe y Hermès lo proponen en pieles, maxi bolsos y prendas de punto que redefinen su lugar en la moda. Es un color que transmite calidez y al mismo tiempo conecta con la tendencia hacia lo natural, lo artesanal y lo auténtico.