Durante décadas, el suéter de rombos —también conocido como argyle— fue un símbolo del clasicismo británico, del uniforme universitario y del golf de fin de semana. Hoy, ese código se reinterpreta con una visión mucho más libre. En las pasarelas y en el street style, el patrón geométrico de rombos se aleja de la nostalgia y se convierte en una pieza versátil que mezcla lo tradicional con lo contemporáneo. El secreto está en cómo se combina, el nuevo argyle no busca parecer pulcro, sino equilibrar estructura y desenfado.
La nueva versión del estilo preppy
El auge del estilo academia renovada ha devuelto protagonismo a las prendas que antes eran sinónimo de uniformidad. El suéter de rombos, con sus colores cruzados y textura de lana o cachemira, se reinventa en proporciones más amplias, cortes relajados y combinaciones de color inesperadas. Las versiones clásicas en tonos beige, gris o azul marino conviven con propuestas vibrantes en verde esmeralda, mostaza o violeta.
Una forma segura de actualizarlo es llevarlo sobre camisas blancas de popelina o camisas oversize, dejando el cuello visible para un guiño preppy. Si prefieres un aire más urbano, pruébalo con pantalones de cuero o faldas midi plisadas, el contraste entre texturas genera profundidad visual sin perder elegancia.
Capas y contrastes, la clave de la temporada
La nueva regla del estilo invernal es simple: superponer. Los suéteres de rombos funcionan como capa intermedia sobre camisetas de algodón y bajo blazers estructurados o abrigos largos. En tonos neutros, aportan equilibrio y en colores fuertes, se convierten en el punto focal del look.
Para un resultado más contemporáneo, combínalo con denim oscuro o sastrería fluida. Los pantalones de pinzas en lana gris o los jeans rectos en azul profundo son aliados infalibles. Añadir unos mocasines con calcetines visibles o botas de tacón bajo transforma el conjunto en una declaración de estilo discreto pero intencional.
Versión femenina y masculina: una prenda sin género
El suéter de rombos ha perdido cualquier connotación de formalidad o género. En su versión femenina, se lleva entallado con faldas lápiz o bajo blazers con hombreras suaves; en la masculina, domina el formato oversize, a menudo sobre camisas o con pantalones de corte amplio. En ambos casos, lo que importa no es la rigidez, sino la actitud.
Accesorios y texturas para elevar el look
El poder del argyle está en su textura. Para darle un giro moderno, acompáñalo con accesorios que lo saquen de su contexto clásico: bolsos estructurados, gafas angulares, o joyería minimalista en plata. Incluso un toque deportivo —como sneakers blancos o un gorro de lana— puede romper la formalidad sin perder refinamiento.
El suéter de rombos ha dejado de ser un guiño nostálgico para convertirse en un manifiesto de estilo contemporáneo, particularmente esta temporada de frío invernal. Es una prenda que habla de equilibrio entre tradición y modernidad, estructura y suavidad.