El spa en París con el sello de excelencia de Chanel

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En el lugar que fue el hogar de Coco Chanel por 34 años se materializa nuestra máxima fantasía.

Proust tomaba el té ahí. Fue el refugio favorito de Scott y Zelda Fitzgerald, Cole Porter e Ingrid Bergman. Apareció en tres películas de Audrey Hepburn. Coco Chanel lo hizo su hogar durante 34 años. Hemingway liberó personalmente su bar del dominio Nazi y escribió en una carta: “Cuando sueño con la vida después de la muerte, en el cielo, la acción siempre sucede en el Paris Ritz”.


Después de cuatro años cerrado por renovaciones, este 2016, el icónico hotel reabrió sus puertas para
revelar un interior completamente
restaurado. Como parte de un tributo a su historia, se crearon espacios
dedicados a algunos de los personajes
que lo convirtieron en la dirección
más famosa de Place Vendôme como el Bar Hemingway, el Proust
Salon, las suites Mozart y F. Scott Fitzgerald, y por supuesto, el incomparable nuevo destino de belleza, Chanel au Ritz Paris.

El legendario palacio alberga ahora el primer spa donde se invita a las mujeres a revivir el espíritu de Mademoiselle Chanel y sus nociones de refinamiento, perfección y personalización, a través de un viaje en el cual el tiempo no cuenta, donde los tratamientos faciales y corporales se convierten en un ritual de lujo y balance personal. El espacio, imaginado por el equipo de Chanel, toma inspiración del departamento de Rue Cambon de la diseñadora para crear una decoración que integra los tonos beige, negro yblanco, y reinterpreta las pantallas de Coromandel que tanto amaba Coco. El número 5, su número de la suerte, está presente en más de un guiño: el spa cuenta con cinco alcobas de tratamientos, donde puedes probar cinco nuevos aceites de masaje (jazmín, rosa de mayo, vainilla, cítricos de verano y fragancias orientales); los tratamientos, administrados por un total de cinco expertas en belleza, activan e involucran los cinco sentidos y constan de cinco pasos.

Para conocer más acerca de los protocolos creados para el Chanel au Ritz Paris, hablamos con Armelle Souraud, International Scientific Communications Director de Chanel, una mujer que ejemplifica la belleza francesa en piel propia. “El mayor cambio en la industria de la belleza –y ciertamente en Chanel– es que cada vez más, al desarrollar un producto, debemos tomar en cuenta no sólo la piel de la mujer, la parte biológica, sino también la parte emocional, el cómo nos sentimos, los hábitos, factores culturales y cómo vivimos. Para Chanel, lo más importante son las mujeres; sabemos que cada mujer es única y por eso trabajamos para personalizar al máximo su rutina de belleza”.

Gabrielle Chanel dijo: “La gente habla sobre el cuidado del cuerpo, pero ¿dónde está el cuidado de la moral? Los tratamientos de belleza deberían empezar con el corazón y el alma, de otra manera, los cosméticos no tienen sentido”. Partiendo de esta idea y de la convicción de que ninguna mujer puede brillar si sus emociones no lo reflejan desde el interior, se creó la máxima ceremonia de bienestar: Le Grand Soin. “Una vez que tuvimos un lugar extremadamente lujoso y elegante que personificara el arte del cuidado de la piel para Chanel, construimos un tratamiento que representara nuestra visión holística de la belleza, que conectara mente y cuerpo”, asegura Souraud sobre esta ceremonia sublime.

La personalización juega un papel indispensable en Le Grand Soin, una experiencia que dura entre dos y tres horas, y combina la vigorización de un facial con la relajación muscular de un masaje corporal. El primer paso es una conversación –no un cuestionario clínico, sino una plática–, a través de la cual la experta hará un diagnóstico emocional, estético y psicológico para diseñar el protocolo ideal utilizando las líneas de cuidado de la piel de la firma: Sublimage, Hydra Beauty, Le Lift y Le Blanc. “Todo empieza por el rostro, con la limpieza de la piel, un exfoliante para renovarla y la aplicación de una mascarilla con un masaje muy especial”, cuenta Souraud.

“El masaje es la columna vertebral del tratamiento, pues representa el arte del tacto; creamos una combinación de técnicas orientales y occidentales, en particular la fasciaterapia”, continúa. Las fascias son membranas finas que envuelven y protegen la estructura interna del cuerpo –articulaciones, músculos y órganos–; estos vectores, que almacenan todos los “recuerdos” de nuestro cuerpo, absorben el estrés físico y psicológico al que estamos sometidos. Conforme pasa el tiempo, las fascias se endurecen y pierden su elasticidad, lo cual resulta en tensión, fatiga, dolores e incluso en el debilitamiento del sistema inmunológico.
“Para sanarlas, la especialista explora las fascias con las 
puntas de sus dedos, guiándose por la tensión de las zonas faciales y corporales para
trabajarla con movimientos
específicos y removerla”, 
explica Sourand sobre este
punto clave del ritual.

Los estímulos multisensoriales durante el masaje y el facial incluyen una bebida sana para hidratarte
y nutrirte desde adentro,
una iluminación cambiante
 diseñada acorde a los principios de la luminoterapia,
técnicas de reflexología,
toallas calientes aplicadas
en manos y pies, aromaterapia y sonidos que se sincronizan con los biorritmos del cuerpo... la combinación precisa de ellos te guía por las etapas del tratamiento, desde permitirte ceder el control, conectar con tus sentidos, caer en un estado de relajación profunda y, llegado el momento, despertar nuevamente. Renovada, estarás lista para enfrentarte de nuevo al acelerado ritmo parisino... aunque al recorrer la majestuosa escalinata para salir del hotel y reencontrarte con la luz que inunda la Place Vendôme, sabrás que algo dentro de ti ha cambiado para siempre.

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