Mucho se habla de ella —ícono de moda, feminista y precursora de lo que hoy consideramos estilo clásico—, y poco de los hombres que estuvieron detrás. Y es que Coco Chanel, si bien es una leyenda de la industria, nunca tuvo suerte en el amor romántico... o lo que nosotros entenderíamos por ello. Pues a lo largo de su vida, ella prefirió andar su propio camino a seguir la senda de alguien más. Tras la muerte accidental del amor de su vida, el jugador de polo, empedernido mujeriego y sagaz hombre de negocios, Arthur Capel “Boy” —por quien se dice Chanel creó su clásico little black dress para estar de luto eterno—, la carrera de Coco siguió siendo brillante por allá de los años 20. Conoció a artistas como Picasso y Stravinski, de quien también fue amante. Pero nunca nadie como Hugh Grosvenor.
Cómo se conocieron
Gabrielle “Coco” Chanel fue presentada a Hugh Richard Arthur Grosvenor, segundo duque de Westminer, saliendo de una fiesta en Monte Carlo en 1925. Desde entonces, vivieron un romance que llamaba la atención por sus excesos. Siendo uno de los hombres más ricos y poderosos del mundo en su momento, su mansión Eaton Hall —donde Chanel vivió a menudo— tenía 54 dormitorios, 30 salones, 10 establos llenos de purasangres, 17 Rolls-Royce, un batallón de 102 sirvientes —incluyendo mayordomos, cocineros, sirvientes y jardineros— y una colección de obras de arte firmadas por Rubens, Raphael, Rembrandt, Hals, Velázquez y Goya, entre otros. Durante su idilio, que duró una década, Hugh obsequió a Coco una mansión en el exclusivo barrio de Mayfair en Londres, así como una villa nombrada La Pausa en la rivera francesa. Esto sin contar un sinfín de extravagantes joyas. El duque estaba tan enamorado de la diseñadora, que añadió el logotipo de las C entrelazadas de su firma a los postes del alumbrado en el barrio de Westminster, en Londres, donde tenía muchas propiedades. De hecho, estos todavía pueden verse allí.
El final
La pareja estuvo a punto de contraer matrimonio. Cosa que se malogró por la imposibilidad de que ella pudiera darle un hijo varón, a causa de un aborto provocado en su juventud. Además del poco entusiasmo que ella misma mostraba por ser su esposa. Ser independiente y vivir de la manera que quería era vital para ella.