La grasa facial no siempre tiene origen en lo que refleja la báscula. Factores como la retención de líquidos, el estrés muscular, la genética o incluso la postura influyen en la forma del rostro. Es por eso que, los ejercicios faciales se han posicionado como un método no invasivo para tonificar, activar la circulación y definir los rasgos del rostro.
Cinco minutos diarios son suficientes para notar cambios visibles en la tonicidad facial. Complementar con buena hidratación, alimentación equilibrada y descanso adecuado potencia los resultados.
Aunque los ejercicios faciales no son un truco milagroso, son una herramienta complementaria para preservar la estructura y frescura del rostro. Funcionan mejor cuando forman parte de un cuidado integral que incluye hábitos saludables y atención a la musculatura.
Contorno mandibular definido
Presiona la lengua contra el paladar y sonríe de forma controlada sin abrir la boca. Mantén 10 segundos, descansa y repite 10 veces. Trabaja el músculo superficial del cuello y ayuda a reducir la apariencia de papada.
Elevación de pómulos
Coloca los dedos sobre los pómulos y eleva suavemente la piel hacia las sienes. Resiste con los músculos mientras sonríes. Mantén cinco segundos y haz 15 repeticiones. Potencia el soporte natural de la piel en la zona media del rostro.
Relajación del músculo masetero
Con los dedos índice y medio, masajea el músculo que se encuentra a la altura de las muelas en movimientos circulares durante un minuto. Reduce la tensión mandibular y estiliza el tercio inferior.
Tonificación de cuello y mentón
Inclina la cabeza hacia atrás y lanza un beso al techo. Mantén cinco segundos y repite 12 veces. Fortalece músculos que fortalecen la mandíbula y forman el suelo de la boca, este ejercicio es eficaz para mejorar la definición del mentón.
Activación del drenaje linfático facial
Con movimientos suaves desde el centro del rostro hacia las orejas y bajando por el cuello, activa el drenaje natural. Favorece la eliminación de líquidos y mejora la textura de la piel.