¿Qué es exactamente el “slow beauty”?

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Vivimos en la era más frenética de la historia de la humanidad y es tiempo de poner atención en esto... La tecnología, el progreso, la globalización, Internet y todos esos elementos que reinan en la sociedad actual han hecho que perdamos ese afecto a la calma que tan necesario es en muchos aspectos. Y no solo en nuestro ritmo diario o lo referente al tiempo, sino también a la hora de consumir “aquí y ahora” y las producciones en masa para que absolutamente todo esté a nuestro alcance en el momento que deseamos. Y, claro, esto ha provocado que se pierdan valores y, sobre todo cualidades, en esos productos que consumimos a diario. Por eso, cada vez es más común que aparezcan nuevas tendencias con el objetivo de recuperar la esencia de lo tradicional, lo bien hecho y los productos respetables con el entorno (y los propios seres humanos).

En este sentido, hemos oído hablar de conceptos como slow food o slow ashion (contrarrestando la oleada de comida y moda rápida de las que nos hemos vuelto consumidores casi obsesivos). La palabra ‘despacio’ está adquiriendo gran importancia entre estas nuevas tendencias que abogan por la calma, el respeto y las cosas bien hechas y, ahora, también ha llegado al mundo de la belleza.

Bajo el título slow beauty, esta tendencia que ya ha arrasado en la industria de la moda y la gastronomía, se instala de lleno en el mundo de la cosmética, apoyando una producción respetuosa con el medio ambiente y que se posiciona en contra de los elementos tóxicos con los que bañamos nuestra piel y nuestro cabello a diario.

Pero detrás de la filosofía slow beauty hay mucho más que eso y es importante conocer lo siguiente:

¿Qué es Slow Beauty?

Como comentábamos al inicio de este artículo, la filosofía slow (que traducido al español significa despacio) propone un estilo de vida más pausado y consciente con nuestro día a día frente al ritmo frenético que ha tomado el mundo, adaptado a cualquier ámbito. Pero, concretamente en el ámbito de la belleza, una experta explicó que se relaciona con una forma integral de cuidarse en la que la belleza está en armonía con el paso del tiempo y da importancia a unos hábitos de vida saludables.

“Dedicarse unos minutos al día para reconectar con nuestro cuerpo y con la naturaleza, utilizando productos saludables con nosotros y con el medio ambiente, para mimarnos y dejar atrás por un instante el estrés diaria”, contó la experta, que añade que esto beneficiará a nuestra piel a largo plazo, especialmente si invertimos en cosméticos naturales.

En este sentido, nos explica la esencia Aromakit, firma que fundó con el objetivo de que los consumidores retomasen el contacto con la naturaleza a través de materias primas libres de toxinas, y que además ofrece la posibilidad de comprar productos confeccionados por el propio cliente escogiendo los ingredientes que se adapten a sus necesidades cutáneas.

Pero la filosofía slow beauty no solamente hace referencia a las materias primas por las que se obtienen los productos, sino también los procedimientos con los que se consiguen, que también tienen consecuencias en nuestra piel:

“Con la industrialización del sector de la cosmética y la producción en masa, se han ido perdiendo muchos principios activos de las plantas sustituidos por centenares de químicos sintéticos, algunos de ellos realmente dañinos para la salud y que están provocando reacciones alérgicas serias”.

Finalmente, y para entender lo que significa la tendencia slow beauty en su sentido más completo, destaca que esta elección de productos, así como los mecanismos para trabajar con ellos, se extrapola también a una actitud que va más allá de las cremas y lo que estas contienen:

“No todo reside en las materias primas, sino que también nos interesa retomar el contacto con nosotros mismos, enseñando a elaborar la cosmética de forma sencilla y divertida, que se convierta en una forma de disfrutar del momento presente. Una práctica de mindfulness”.

Los beneficios de consumir cosmética responsable

Si bien es cierto que la tendencia hacia un consumo más responsable (no solo en cosmética) está en alza, vivimos en una sociedad que todavía se muestra reticente a invertir más dinero en un mismo producto, pese a que los beneficios que este le va a aportar a largo plazo.

“A mucha gente le cuesta cambiar su crema del súper de 3 euros por una natural que le triplica el precio, seguramente por puro desconocimiento”, explicó la experta en referencia a la falta de conciencia con los ingredientes tóxicos de la cosmética tradicional. “Sin embargo, y por desgracia, se están produciendo más casos de alergias y piel atópica en la población general y sobre todo en niños, lo que está haciendo que mucha gente se replantee la forma de consumir cosmética”, añadió.

Porque los beneficios de la cosmética natural, exenta de elementos tóxicos como parabenes, aluminio o parafinas es una realidad que va más allá de la herramienta de marketing en color verde que vemos en sus envases. En definitiva, la filosofía slow beauty se caracteriza por encontrar la calma, el ritmo pausado frente al frenetismo del día a día que hemos adoptado en las últimas décadas y, por supuesto, la responsabilidad, no solo con el entorno, sino con nuestro propio cuerpo.

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