Ser talla “cero”, no es un lujo
1. Nadie cree que comes bien: Hasta las personas más cercanas a ti suponen que tu alimentación es limitada y por eso no ganas peso. Sientes presión y te esfuerzas en comer grandes cantidades de grasa y carbohidratos, a pesar de que el estómago te ruega que pares.
2. Los trastornos alimenticios parecen ser tu identidad: Todas las personas a tu alrededor se preocupan, y aunque no lo hagan, piensan que tienes un problema delicado de anorexia o bulimia.
3. Es imposible convencer a alguien de que amas la comida: Te encantan los hot dogs, cupcakes o tu guilty pleasure es una huge hamburguesa de 3 pisos, pero nadie nunca lo creerá.
4. Las personas piensan que solo debes comer pasteles: Si de casualidad un día se te antoja una ensalada, es probable que alguien cuestione tu elección. “¿Por qué pedirías ensalada? No vayas a engordar.”
5. Todos te quieren sobrealimentar: Cuando comes con tus amigas, con la familia de tu novio, en el trabajo o incluso en tu propia casa; todos sienten la necesidad de servirte 3 veces más que a cualquier otra persona. Prefieren no disfrutar sus alimentos y mejor donártelos, como si fuera de vida o muerte.
6. Todos se creen expertos en consejos para subir de peso: Empezando por tus papás que se preocupan por tu salud, tus tías y claro, personas totalmente desconocidas se sienten expertas en el tema y sin tacto alguno te dan consejos para que ya no estés tan delgada.
7. Olvídate de salir en fotos de cuerpo completo a lado de tus amigas: Sin importar la complexión que tengan, siempre te verás como un spaghetti a lado de ellas.
8. Ninguna talla te queda: Las mujeres piensan que es envidiable tu situación. Sin embargo, no saben lo que es encontrar tu prenda favorita talla XS y aún así sea grande para ti. Es un reto difícil asumir el hecho que exista ropa para todo tipo de cuerpo excepto para el tuyo, por lo que tu wardrobe se ve limitado.
9. Al costurero lo ves más que a tus amigas: Además de que pocas prendas son las que “casi” entallan perfectamente con tu cuerpo, pasas tus días con el costurero para que ajusten todas y cada una de tus piezas.
10. En los probadores todos comentan sobre tu peso: Es inevitable que alguien opine sobre cómo te ves frente al espejo.
11. No puedes donar sangre: Lamentablemente no puedes ayudar a los demás con donaciones de sangre porque el peso mínimo es por encima de 50kg.
12. Te consideran débil: Creen que porque eres delgada, no hay músculo y te vas a romper en cualquier momento.
13. Todos miden el tamaño de tu muñeca: Es inevitable que tomen cualquier parte de tu brazo y se sorprendan de lo pequeño que es.
14. Encontrar unos high waisted jeans que ajuste tu cintura es casi imposible: Finalmente encuentras unos pantalones a tu gusto y estilo pero al probarlos, ¡sorpresa! Hay un abismo entre tu cintura y ellos. Buscar unos jeans con cintura alta que te queden, es como buscar una aguja en un pajar.
15. Tu wardrobe termina siendo de leggings y skynny jeans: Te dedicas a buscar ropa stretch porque es la única que se acercará a tu talla.
16. Los cinturones son un ‘must': Son nuestras mejores herramientas para ocultar la ropa que nos queda holgada.
17. Ningún entrenador profesional o nutriólogo te hará ganar volumen: Haz consultado doctores, nutriólogos, entrenadores, y claro, te haz hecho análisis de sangre para saber que estás bien. Al final, eres así y aunque hagas dietas o ejercicios que hagan y tonifiquen músculos, la verdad es que hagas lo que hagas te mantendrás igual.
18. Los zapatos son un issue: La mayoría de las mujeres aman los zapatos pero las mujeres delgadas aunque éstos sean su fascinación no pueden usar todos. Generalmente tu talla se mantiene igual, es decir, de largo encajan perfecto pero, ¿de ancho? Si tu figura es delgada, también tus pies.
19. Estrés: El hecho de que te observen y aconsejen constantemente, te presiona y deseas subir de peso pero no puedes, así que caes en crisis. Esto es importante y debes evitarlo porque cuando lo haces es probable que bajes más de peso.
