La llamada piel de fresa —ese aspecto punteado y poroso que muchas personas notan en brazos, piernas o glúteos— no es un problema grave, pero sí puede afectar la textura y uniformidad de la piel. Su nombre proviene de la similitud con la superficie de una fresa: pequeños puntos oscuros que marcan los folículos. Detrás de este fenómeno, hay causas específicas que van más allá de la estética y tienen que ver con el funcionamiento natural de la piel.
¿Qué es realmente la piel de fresa?
La piel de fresa es un término coloquial que hace referencia a la queratosis pilaris o a la obstrucción de los poros tras el afeitado o depilación. En ambos casos, la piel genera un exceso de queratina —la proteína que protege el epitelio— que bloquea los folículos pilosos. El resultado es una apariencia con puntitos oscuros, similares a los de una fresa, y una textura áspera al tacto.
Por qué aparece y a quién afecta
Aunque puede manifestarse en cualquier tipo de piel, es más común en pieles secas o sensibles. Factores como la depilación frecuente, el uso de rastrillos sin lubricación adecuada, la falta de exfoliación o incluso los cambios hormonales contribuyen a su aparición. También puede intensificarse en climas fríos o con baja humedad, cuando la piel pierde hidratación y produce más queratina como respuesta defensiva.
Cómo eliminarla (o al menos mejorarla visiblemente)
El tratamiento requiere constancia y una combinación de pasos.
Exfoliación química suave: Los exfoliantes con ácido láctico, glicólico o salicílico ayudan a disolver el exceso de queratina sin irritar la piel. Se recomienda aplicarlos una o dos veces por semana.
Hidratación profunda: Las cremas con urea, ceramidas o ácido hialurónico mejoran la barrera cutánea y evitan la sequedad que agrava la textura rugosa.
Depilación consciente: Cambiar el rastrillo por una depiladora eléctrica o cera tibia puede reducir los puntos oscuros. Si se prefiere afeitar, es esencial hacerlo con espuma y cuchillas limpias.
Evitar el exceso de fricción: Usar ropa ajustada o frotar con toallas ásperas puede inflamar los folículos. Optar por telas suaves y secar con toques ligeros marca la diferencia.
Rutina recomendada
Una rutina eficaz puede incluir un limpiador suave con AHA o BHA, seguido de una crema corporal con ácido láctico. Por la noche, una capa de loción hidratante sin fragancia ayuda a sellar la humedad. Los resultados comienzan a notarse en tres o cuatro semanas, con una piel más lisa y uniforme.
La piel de fresa no define la belleza ni la salud de la piel, pero tratarla con conocimiento y paciencia puede devolverle una textura más pulida y luminosa. En el fondo, se trata de entender lo que la piel necesita y ofrecerle cuidados que equilibren su ritmo natural.