Las extensiones de pestañas tienen el poder de transformar una mirada. Alargan, definen y dan volumen sin necesidad de rímel, rizador o delineador. Pero ese acabado impecable que ves al salir del salón puede desvanecerse antes de lo esperado si no sabes cómo cuidarlas correctamente. Y no, no se trata solo de evitar que se mojen durante las primeras 24 horas. El mantenimiento diario marca la diferencia entre unas pestañas perfectas durante semanas… o un desastre a los pocos días.
Evita productos oleosos en la zona de los ojos
Los aceites —incluso los que vienen en fórmulas naturales o orgánicas— son enemigos declarados del pegamento para extensiones. Ya sea en desmaquillantes, cremas o sueros, pueden debilitar el adhesivo y provocar desprendimientos prematuros. Opta siempre por limpiadores oil-free o en espuma, y verifica que tus productos de skincare sean compatibles con pestañas postizas.
No frotes tus ojos (nunca)
Frotar, tallar o incluso secar los ojos con fuerza puede aflojar o deformar las extensiones. Si tienes picazón, usa un hisopo o una brocha limpia para aliviar con pequeños toques. Para secar el área, presiona con suavidad una toalla de microfibra o papel absorbente sin fricción.
Limpieza diaria con cepillo especializado
Aunque parezcan delicadas, las extensiones requieren limpieza diaria. El polvo, el sudor y la grasa natural del párpado se acumulan entre las fibras. Usa un limpiador específico para pestañas (en espuma o gel) y un cepillo tipo spoolie de cerdas suaves. Peina desde la raíz hacia las puntas sin presionar demasiado. Este hábito previene infecciones, evita la formación de costras en el folículo y prolonga la vida útil del set.
Dile adiós al rímel (y al rizador)
Una de las reglas de oro del lash care: no uses rímel sobre extensiones, especialmente si son de volumen o mega volumen. Estos productos pueden dejar residuos imposibles de retirar sin dañar las fibras. El rizador también queda descartado, ya que puede quebrarlas o incluso arrancarlas. Si tus pestañas pierden curvatura con los días, es señal de que necesitas un retoque profesional, no una herramienta agresiva.
Evita el vapor y el calor excesivo
Saunas, baños de vapor, secadoras muy calientes o incluso cocinar con el rostro demasiado cerca de la olla pueden debilitar el adhesivo. El calor directo puede hacer que las pestañas se doblen o caigan antes de tiempo. ¿La regla? Mantén tu rostro alejado del vapor y permite que el pegamento se mantenga estable durante toda su vida útil.
No retires las extensiones por tu cuenta
Si notas que algunas extensiones están desalineadas o quieres una pausa, acude a un profesional para retirarlas. Intentar arrancarlas en casa no solo dañará tus pestañas naturales, también puede provocar irritación o pérdida definitiva si comprometes el folículo. Existen removedores profesionales que disuelven el adhesivo sin dolor ni consecuencias.
Programa tus retoques a tiempo
Aunque sigas todos los cuidados, las pestañas naturales tienen un ciclo de vida propio y, eventualmente, se caerán con sus extensiones adheridas. Lo ideal es acudir cada 2 a 3 semanas a tu especialista para hacer un relleno. Esto no solo mejora la apariencia, sino que evita que el diseño se vea desigual.