Hablar de Orebella, la línea de perfumes de Bella Hadid, no es hablar de un lanzamiento más en la saturada industria de las fragancias. Es mirar hacia una propuesta que, desde su concepción, busca replantear las reglas de un ritual tan antiguo como íntimo: perfumarse. Lo que Bella Hadid ha creado no es un simple accesorio olfativo, sino un manifiesto que combina innovación, herencia cultural y un nuevo modo de entender la belleza en clave sensorial.
Fórmulas que rompen con la tradición del alcohol
El gesto clásico de perfumarse con una bruma etérea cede aquí ante una textura distinta. Orebella elimina el alcohol —un componente habitual en la perfumería tradicional— para dar paso a fórmulas bifásicas que mezclan aceites nutritivos con esencias concentradas. Esto no solo prolonga la duración del aroma sobre la piel, sino que también lo transforma en un gesto de cuidado. La fragancia ya no se evapora con prisa: permanece, evoluciona y se integra de manera orgánica con el cuerpo.
Aromas construidos como narrativas emocionales
Mientras la perfumería clásica suele guiarse por pirámides olfativas rígidas —salida, corazón, fondo—, Orebella apuesta por composiciones más libres, diseñadas como experiencias emocionales. Cada fragancia evoca un paisaje sensorial: mares salinos, jardines florales, noches especiadas o memorias cálidas que remiten a la infancia. Más que aromas cerrados, son atmósferas en movimiento, creadas para adaptarse al estado de ánimo de quien las lleva.
El frasco como objeto de poder
El diseño de Orebella rompe con la lógica ornamental de muchos perfumes de lujo. Sus frascos recuerdan a piedras facetadas, pequeñas geodas que se activan al agitarse. Ese gesto —sacudir antes de aplicar— convierte el perfume en una suerte de talismán, un objeto de poder que vincula al usuario con la esencia contenida. La botella deja de ser un simple envase para transformarse en parte fundamental de la experiencia.
Perfumería consciente para una nueva generación
La visión de Bella Hadid responde a una sensibilidad contemporánea: fórmulas veganas, libres de crueldad, dermatológicamente probadas y con envases pensados bajo criterios sostenibles. Orebella no solo busca oler bien, sino también alinearse con los valores de una generación que exige coherencia entre lo que consume y lo que cree. Aquí, la transparencia y la ética se convierten en ingredientes tan importantes como el jazmín o la bergamota.
Una conexión íntima con la herencia cultural de Bella
El nombre mismo, Orebella, hace eco de la raíz árabe de Bella Hadid y de un significado mineral —hierro— que remite a fuerza y a tierra. Esa carga simbólica impregna toda la propuesta: no es una marca anónima, sino la traducción de una identidad. En un mercado donde las fragancias de celebridad suelen ser fórmulas prefabricadas, Orebella surge como un proyecto profundamente personal.