Pruébalos:
Jamás, por ley, uses unos zapatos que acabas de comprar, lo que tienes que hacer es sacarlos de la caja, caminar con ellos en tu casa y si es posible, póntelos con calcetas para agrandar un poco el molde y hacerlos más flexibles.
Estira los pies:
Antes de usar tus tacones favoritos, haz flexiones con la planta del pie y puntas sobre un escalón, presionando los talones. Masajéalos mientras los estiras y evitarás sentir tanto dolor y tensión al usar zapatos altos.
Humedece los tacones:
Si son de piel, solo si son de este material, debes usarlos con calcetines mojados y caminar con ellos dentro de tu casa, o ponte crema hidratante en los pies y haz lo mismo.
Introdúcelos en el congelador:
Vierte agua en dos bolsas de plásticos y ponlas dentro de los tacones, posteriormente, colócalos en el congelador. El tamaño de las bolsas aumentará cuando el agua se solidifique y tus zapatos se harán un poco más anchos. Un beneficio extra a este truco, es que al usarlos, el frío ayudará a la circulación de la sangre y te sentirás perfecta al caminar.
Consiente a tus pies:
Se cansan, aunque algunas veces no nos demos cuenta, por lo que para evitar el dolor es importante darles un baño con agua caliente. Además, debes exfoliarlos con sulfato de magnesio, ya que ayuda a la circulación, a aliviar la tensión muscular y relajar los pies, además de eliminar células muertas.
fuente: Cortesía