El auge del athleisure ha dejado claro algo: los leggins ya no son una prenda de segundo plano. Hoy, son esenciales en cualquier clóset activo, no solo por su estética sino por su funcionalidad. Pero, aunque todos parezcan similares a simple vista, no todos están diseñados para el mismo tipo de entrenamiento. Y si te has sentido incómoda, limitada o simplemente poco favorecida en el gimnasio, el culpable puede estar en la tela… y no en tu fuerza de voluntad.
Cada rutina exige un tipo de soporte, elasticidad y transpirabilidad diferente. Saber qué tipo de leggins usar según la actividad física que realizas es clave para evitar lesiones, potenciar tu rendimiento y —sí— lucir bien mientras lo haces.
Para yoga o pilates: leggins de cintura alta y tejido elástico tipo segunda piel
Las disciplinas de bajo impacto, como el yoga y el pilates, requieren libertad absoluta de movimiento y cero distracciones. Aquí, la prioridad es un tejido suave, sin costuras marcadas, que se adapte al cuerpo como una extensión más de tu piel.
Busca leggins con alto porcentaje de elastano (mínimo 20%), sin compresión extrema, pero que mantengan la cintura bien sujeta. La pretina debe ser ancha para que no se desplace en posturas invertidas. Los modelos con tejidos mate y acabado opaco también son preferidos en este contexto: menos distracción visual, más foco mental.
Para entrenamiento de fuerza: leggins de compresión media y telas gruesas
En rutinas de pesas o entrenamiento funcional, los leggins deben ofrecer soporte sin limitar la movilidad. Aquí es fundamental un diseño que no se transparente al hacer sentadillas (squat-proof) y que mantenga todo en su lugar sin deslizarse con el movimiento.
Elige tejidos técnicos con compresión media, con refuerzos en zonas clave como el abdomen bajo y los glúteos. Muchas marcas ofrecen modelos con estructura body contouring, que aportan soporte visual y físico en cada repetición. Si entrenas en climas fríos o en gimnasio con aire acondicionado fuerte, incluso puedes optar por leggins térmicos o de doble capa.
Para cardio o running: leggins ligeros, con paneles de ventilación y costuras planas
Correr, hacer HIIT o entrenamientos cardiovasculares exige que la prenda respire contigo. En este caso, los leggins ideales deben ser ligeros, de secado rápido, y preferiblemente con paneles de malla en zonas de mayor sudoración (detrás de las rodillas, en la entrepierna o a los costados).
Los modelos con bolsillo lateral o trasero son especialmente prácticos si sales a correr al aire libre: puedes llevar llaves, tarjetas o el teléfono sin estorbo. Y aunque el diseño es personal, los colores oscuros o los estampados estratégicos ayudan a disimular las marcas de sudor si eso te preocupa.
Para ciclismo indoor o spinning: leggins acolchados o con costuras planas en la entrepierna
Aunque los ciclistas profesionales suelen usar shorts especiales con acolchado, cada vez más marcas ofrecen leggins con tecnología adaptada a las clases de spinning. Elige modelos con pretina firme, sin cordones o cierres que puedan clavarse al pedalear, y con entrepierna reforzada para evitar roces.
La clave es que no se deslicen con el movimiento constante de las piernas. También es recomendable evitar los modelos con decoración excesiva o elementos metálicos que puedan incomodar sobre el asiento.
Elegir leggins no es una decisión estética: es estratégica. Invertir en el modelo adecuado no solo eleva tu look deportivo, también puede mejorar tu desempeño y hacer que te sientas más cómoda en tu piel.