¿Por qué casi todo Hollywood quiere adoptar?

¿Por qué casi todo Hollywood quiere adoptar?

Hacemos un análisis para entender los factores que han alimentado este fenómeno

Hubo un gran alboroto. Aparecieron fotógrafos y personal de seguridad custodiando la zona de aterrizaje. Se anunciaba la llegada de los dos personajes más famosos de Hollywood al pequeño aeropuerto del paradisíaco archipiélago de Con Dao, en el sureste de Vietnam. Descendieron del jet privado premeditadamente conjuntados, con impecable traje sastre blanco y lentes de sol, en una versión moderna de Memorias de África y acompañados, como acostumbran, de su multitudinaria familia. Brad encabezaba la comitiva tomando de la mano a uno de los mellizos, Knox, mientras que Angelina, que sostenía en brazos a Vivienne, la más pequeña del clan, comprobaba como el resto de los miembros –Maddox, Zahara, Pax y Shiloh– avanzaban educadamente amarrados unos a otros. Y con ellos los guardaespaldas, las nannies y los flashes de fotógrafos.

Los Jolie-Pitt regresaban al país de origen de Pax, el último hijo adoptado por la pareja a finales de 2006. Sin embargo, la imagen descrita podría pertenecer a cualquier otro viaje alrededor del mundo de esta gran familia. Existen decenas de fotografías de la prole recorriendo aeropuertos, adormilados, jugando o arrastrando cobijas o muñecos de peluche gigantes. Entretanto, el clan ya ha protagonizado vistosos reportajes para selectas publicaciones con fines humanitarios.

“A todos les toca el momento de visitar su país. Están aprendiendo diferentes culturas. Todos tienen sus banderas en sus camas y muestran un orgullo individual”, ha explicado Angelina en relación a estos viajes.

Queriéndolo o no, los Jolie- Pitt se han alzado como símbolo de la adopción internacional en Hollywood. Sus tres hijos adoptados –Maddox, en Camboya; Zahara, en Etiopía; y Pax, en Vietnam– conviven con sus tres hijos biológicos, Shiloh, nacida en Namibia y los mellizos, Knox y Vivienne. Su paternidad extrema y diversa logró concentrar la atención mediática sobre un tema hasta entonces tímidamente tratado o, en algunos casos, guardado con recelo por sus protagonistas: las adopciones en Hollywood.

Es en los últimos años cuando el tema ha adquirido una gran relevancia pública por el cada vez mayor número de famosos que han optado por esta vía para asegurarse o ampliar su descendencia. En la mayoría de los casos, estas adopciones se han realizado en países de limitado desarrollo. La última en sumarse a esta abultada lista ha sido la oscarizada actriz Cate Blanchett que el pasado año adoptó, junto a su marido, el director teatral Andrew Upton y padre de sus otros tres hijos biológicos, a una niña llamada Edith. “No diré que adoptar era nuestro sueño pero siempre fue parte de nuestra conversación”, confesaba la actriz, a quien no le gusta entrar en detalles sobre su decisión en una entrevista concedida a El País. Como ella, muchas son las celebridades que en contraste con los casos más populares como el de Madonna, los Jolie-Pitt o los pioneros Cruise-Kidman –quienes no ocultaron que acudían a la adopción, entre otras cosas, por sus problemas para concebir– deciden vivir sus procesos de adopción con discreción sin necesidad de compartir con los medios su clamorosa entrega.

La lista es amplia y en ella destacan grandes nombres como Sandra Bullock, madre adoptiva de dos niños, Louis y Laia; Meg Ryan, quien tiene a una niña llamada Daisy; Sharon Stone, quien mientras estuvo casada con el periodista Phil Bronstein, adoptó a Roan y que ya en solitario asumió la custodia de Laird y Quinn; Calista Flockhart, madre de Liam, al que acogió con sólo unos meses; y Michelle
Pfeiffer, quién se hizo responsable de Claudia Rose y más tarde tuvo un hijo biológico con su marido David E. Kelley. Por su parte, la actriz sudafricana Charlize Theron es mamá de Jackson desde 2012 y de una niña llamada August desde el año pasado.

Destacado es el caso de Emma Thompson, madre de Tindyebwa, un niño exsoldado ruandés al que adoptó con 16 años. “Se ha adaptado fantásticamente, a pesar de que no sabía mucho inglés. Tuvo experiencias horribles y al final consiguió venir a Reino Unido tras un sufrimiento tremendo. Es un chico encantador”, declaró Thompson, orgullosa, en 2009.

Julie Andrews, Isabella Rossellini y Diane Keaton son otros de los nombres imprescindibles en esta lista. Sin olvidar, por supuesto, al rocambolesco antecedente de los Jolie- Pitt, Mia Farrow. La expareja y actual suegra de Woody Allen formó una familia de 14 hijos, diez de ellos adoptados. Sin embargo, no todo son luces sobre Los Ángeles; son muchas las voces que cuestionan esta “moda” en la ciudad de las estrellas. Ana Berástegui, investigadora experta en adopciones internacionales, cree que en la última década se ha dado “una visión demasiado positiva y naif de las adopciones” y asegura que la crianza de un hijo adoptivo es más difícil porque viene con una historia de riesgo detrás. Afirma que el 1.5 por ciento de las adopciones internacionales resultan disfuncionales, ya que uno de los principales retos de las familias adoptivas es crear vínculos afectivos y, por muy deseados que sean los hijos, no siempre llegan a establecerse. “Es un problema de expectativas que a veces no se cumplen”, apunta.

Javier Álvarez-Ossorio, representante de la Coordinadora de Asociaciones en Defensa de la Adopción y el Acogimiento (CORA), enfatiza que “se necesita una formación previa de las familias que permita comprender y afrontar las implicaciones de
la adopción internacional”. Por otro lado, a menudo se plantea el debate sobre la legalidad de los procesos para adoptar entre los famosos. El caso más notorio fue el de la “Reina del pop”, Madonna, en el que varias organizaciones defensoras de los derechos de los menores de Malaui intentaron evitar que adoptara a David porque consideraban el proceso ilegal. Finalmente, la corte de aquel país dio la razón a la cantante.

De igual modo, existe mucha controversia sobre las verdaderas razones por las que estas celebridades someten a la exposición pública a sus retoños internacionales. En declaraciones a una importante publicación masculina el actor británico Steve Coogan afirmaba: “Participar en iniciativas de caridad es un arma de doble filo y un buen trabajo de relaciones públicas para el famoso. Me resulta perturbador”. No es el único que lo opina, el gran escritor y periodista especializado en África, Paul Theroux, sentenciaba:

“Ése parece ser el destino de África, ser escenario de palabras huecas y gestos públicos. Pero lo que más destaca de los famosos dedicados a mejorar África es la necesidad que muestran de mejorar su propia imagen”.

Mientras tanto, los Jolie-Pitt, ajenos o no, preparan su próximo viaje familiar por el mundo. Junto a los guardaespaldas, las nannies y los flashes de fotógrafos...

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