La reciente polémica del productor que supuestamente acosó a multitud de celebridades contada en primera persona. No deja indiferente a nadie.
Es el escándalo más reciente que azota la industria hollywoodense, el que protagoniza el afamado productor Harvey Weinstein, cofundador de la empresa Miramax (responsable de éxitos como ‘Pulp Fiction’ o ‘Gangs of New York’. Acusado de abusar y acosar de actrices que han trabajado con él e incluso de amenazar con cementar carreras de quienes no cedían ante sus deseos sexuales, es larga la lista de actrices que en los últimos días han alzado la voz para denunciarlo, entre ellas Angelina Jolie, Gwyneth Paltrow o Rose McGowan.
Y ayer hablaba Cara Delevingne, actriz y modelo que ha despuntado gracias a títulos como ‘Valerian’ o ‘Suicide Squad’. Y su historia era quizás la más aterradora a causa de los detalles que ella mismo cedió en una publicación de Instagram: “Cuando empecé como actriz, estaba trabajando en una película y recibí una llamada de Harvey Weinstein preguntándome si me había acostado con alguna de las mujeres con las que me habían visto en los medios”. Y continúa: “Fue una llamada muy extraña e incómoda... No respondí ninguna de sus preguntas y me apresuré a colgar el teléfono, pero antes de hacerlo me dijo que si yo era gay o decidía salir con una mujer, especialmente en público, nunca conseguiría el papel de una mujer heterosexual ni podría ser actriz en Hollywood”.
Pero lo realmente sorprendente vino tras esta declaración: “Un año después o así, fui a una reunión con él en el vestíbulo de un hotel con el director de una nueva película. El director abandonó la reunión y Harvey me pidió que me quedara para charlar con él. En cuanto nos quedamos a solas empezó a presumir de todas las actrices con las que se había acostado, de cómo había conseguido que alcanzaran el éxito y también mencionó algunas otras cosas inapropiadas de naturaleza sexual. Después me invitó a su habitación. Rechacé la invitación rápidamente y le pregunté a su asistente si mi coche estaba fuera. Ella me dijo que no estaba y que no lo estaría hasta dentro de un rato y que debería ir a la habitación con él. En ese momento, me sentí impotente y asustada pero no quería que se interpretara así por si acaso estaba equivocada sobre la situación”.
Y continúa sin temor alguno: “Cuando llegué a la habitación me sentí aliviada porque había otra mujer y pensé inmediatamente que estaba a salvo. Nos pidió que nos besáramos y ella empezó a hacer una especie de acercamientos hacia él. Me levanté rápidamente y le pregunté si sabía que yo podía cantar. Y empecé a cantar. Pensé que arreglaría la situación... algo más profesional, como un casting. Estaba muy nerviosa. Después de cantar, volví a decir que me tenía que ir. Me acompañó a la puerta y se puso enfrente de ella y me intentó besar en los labios. Le paré y me las arreglé para escapar de la habitación. Al final conseguí el papel para la película y siempre he pensado que me dio el papel por lo que pasó. Desde entonces, me he sentido horrible por haber hecho la película. Sentía que no lo merecía. Tenía tantas dudas acerca de decir algo... No quería herir a su familia. Me sentí culpable por haber hecho algo malo. También estaba aterrorizada por la posibilidad de que algo parecido le hubiera pasado a muchas otras mujeres a las que conozco pero que no habían hablado nada más que por miedo”.
Este post es sólo uno de entre tantos que la modelo británica ha publicado los últimos días haciendo referencia al poder femenino y a la desigualdad en la industria cinematográfica. No cabe duda de que la historia de Weinstein acaba de empezar, la cual si finalmente llega a juicio y es penado por dichas actitudes ayudaría públicamente a que este poder déspota masculino se desmoronase en una industria en el que parece que todo son brillos y destellos, pero que también tiene sus sombras.