En manicura, la forma de las uñas no es un detalle menor: determina cómo se perciben las manos, influye en la durabilidad del esmalte y puede incluso cambiar la proporción visual de los dedos. Entre las opciones más populares —redondas, cuadradas, ovaladas y almendra—, existe un consenso creciente entre estilistas y manicuristas de alta gama: la forma almendra se posiciona como la más elegante, aunque no es una elección universal.
Uñas redondas: discreción y naturalidad
Las uñas redondas siguen la silueta natural del dedo, con un borde suavemente curvado que aporta un aspecto limpio y funcional. Son ideales para manos que buscan un look pulido sin llamar demasiado la atención. Su practicidad las convierte en la opción preferida de quienes priorizan la comodidad, especialmente en profesiones que requieren un uso constante de las manos. Sin embargo, su estética, aunque armoniosa, rara vez se asocia con un impacto visual sofisticado en eventos formales.
Uñas cuadradas: estructura y modernidad
La forma cuadrada, con bordes rectos y esquinas definidas, ofrece un acabado gráfico que se asocia con manicuras francesas y colores sólidos intensos. Es perfecta para uñas largas y resistentes, ya que el ángulo marcado puede ser frágil en uñas débiles. Aunque proyecta seguridad y modernidad, puede endurecer la apariencia de manos pequeñas o dedos cortos. Los expertos recomiendan esta forma para quienes buscan un look contemporáneo y con personalidad, más que una estética clásica.
Uñas ovaladas: el punto medio versátil
Las uñas ovaladas suavizan las manos gracias a su contorno elongado sin llegar a la dramatización de la almendra. Son favorecedoras para casi cualquier tipo de dedo y se adaptan bien a diferentes largos. Su elegancia radica en la proporción: afinan la silueta de la mano sin resultar extremas. Este equilibrio las convierte en la opción segura para quienes buscan un estilo refinado pero adaptable a distintos contextos, desde una oficina corporativa hasta un cóctel nocturno.
Uñas almendra: la definición de sofisticación
Inspiradas en la forma de la semilla que les da nombre, las uñas almendra combinan base estrecha, laterales suaves y punta ligeramente afinada. Esta geometría alarga visualmente los dedos y añade un toque de delicadeza que asocia de inmediato con glamour y alta costura. Además, funcionan como un lienzo ideal para nail art minimalista o esmaltes monocromáticos de lujo.
Manicuristas de firmas como Chanel y Dior las eligen recurrentemente para pasarelas, por su capacidad de estilizar la mano sin perder practicidad.
La elegancia es una suma de proporción, cuidado y coherencia con el estilo personal. Aunque la almendra lleva ventaja en el imaginario de lujo, una uña ovalada perfectamente pulida o una cuadrada impecable con un acabado espejo pueden ser igual de sofisticadas. La clave está en armonizar forma, largo y acabado para que la manicura no solo complemente, sino que eleve el porte de quien la lleva.