Da un giro inesperado para fundirse con la antigua cultura griega logrando un equilibrio perfecto entre arte, cultura, política y humanismo.
La crisis migratoria en Europa –que surge como consecuencia del incremento en el número de refugiados provenientes de países en conflicto como Siria e Irak– ha sido declarada oficialmente por la ONU como la mayor crisis humanitaria desde la Segunda Guerra Mundial. Turquía, Líbano y Jordania son las naciones que hasta el momento han recibido el mayor numero de refugiados, pero es la isla de Lesbos, en Grecia, la que se ha convertido en el principal punto de entrada a la Unión Europea.
Cuando Ai Weiwei –sin duda uno de los artistas más reconocidos a nivel mundial– recibió la propuesta de montar una exhibición en Grecia, decidió emprender un viaje no sólo por Atenas, la capital griega, sino también por la zona de conflicto. Fue ahí que las condiciones tan deplorables en las que la gente se encuentra despertaron su asombro. “En China vivimos situaciones extremas, pero nunca me imagine ver algo como esto”, comentó. Desde ese momento, Weiwei decidió establecerse en la isla mediterránea
para iniciar la labor humanitaria que hasta el momento ha dado y sigue dando alimento, luz y cobijo a cientos de refugiados.
El pasado 19 de mayo, el Museo de Arte Cicládico de Atenas inauguró la exposición Ai en las Cícladas. En ella se han incluido piezas previamente existentes y otras que fueron creadas ex profeso a fin de reflejar la crisis migratoria. Tyre –llanta, en español– consiste en
una seria de salvavidas esculpidos en mármol que nos hacen apreciar la contrariedad de algo que es tan ligero y a la vez tan pesado como para salir a flote; justo como los polémicos flotadores falsos que fueron entregados a cientos de refugiados y que terminaron causándoles la muerte. De este modo, un símbolo de supervivencia y auxilio se convierten todo lo contrario.
Objetos de uso cotidiano y elementos de la vida diaria han sido incorporados de forma recurrente a la producción del artista, arquitecto y activista político que durante meses vivió bajo arresto domiciliario. Con Surveillance Camera –cámara de vigilancia– Weiwei recuerda los días en que eramonitoreado las veinticuatro horas. En este caso, el material elegido hace alusión a las tumbas y lápidas mortuorias de mármol en los cementerios más opulentos de su país.
Éste también forma parte de la cultura griega y el museo resguarda una de las colecciones arqueológicas más importantes conformada, principalmente, por los emblemáticos figurines de mármol que datan del periodo Cicládico, mismo que va del 3000 a.C. al 2000 a.C. Estas esculturas fueron encontradas a lo largo y ancho del conjunto de islas llamado Cícladas –integrado por Andros, Paros, Siros, Milos, Tinos, Mykonos y Santorini– y se caracterizan por ser figuras femeninas con los brazos cruzados sobre el estómago y las piernas ligeramente flexionadas. Con Standing Figure, Ai hace referencia a la colección del museo e integra tanto su trabajo como su persona a la historia de la cultura cicládica. Esta pieza que pretende replicar la famosa fotografía en la que vemos al propio Weiwei dejando caer una vasija de la dinastía Han, es considerada el primer autoretrato escultórico del artista.
El candelabro, pieza majestuosa y central de la exposición, remite a los años en que Weiwei, siendo un niño, vivió en exilio junto a su padre –el famoso poeta Ai Qing–, en un campo de concentración en Beidahuang. Ahí, pasaban la mayor parte del tiempo a oscuras ya que no contaban ni siquiera con velas.
En esta ocasión, la carga política y cultural que caracteriza el trabajo de Ai Weiwei toma un giro inesperado para fundirse con la antigua cultura griega logrando resaltar temas de actualidad en un equilibrio perfecto entre arte, cultura, política y humanismo.
