La viuda negra de Italia: la historia de Patrizia Reggiani, esposa de Maurizio Gucci

Patrizia Reggiani

Patrizia Reggiani Martinelli fue detenida por el asesinato de su ex marido, Maurizio Gucci. La presunta asesina apareció a las cuatro y media de la mañana del 31 de enero de 1997 con un abrigo de piel de visón hasta los tobillos y un ostentoso juego de brazaletes y pendientes de oro y diamantes. En su mano, sujetaba con firmeza y una inmaculada manicura, un bolso de Gucci.

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Patrizia Reggiani, la presunta asesina de Maurizio Gucci

Filippo Ninni, el jefe del cuerpo de la Policía Criminal lombarda, afirmó que dejó de sentir empatía por Reggiani en el momento en el que la vio vestida así. No fue la primera vez que la manera de vestir de Patrizia despertó un sentimiento en un hombre. 27 años antes, en un baile organizado una noche de noviembre de 1970, Reggiani cautivó perdidamente a Maurizio Gucci. El joven de veintidós años, que no bebía, no fumaba y apenas hablaba, nunca había visto a Patrizia, pero tampoco había conocido nunca a una chica como ella. El heredero del imperio del lujo italiano se enamoró y nunca imaginó que en 1997, yacería en el suelo del vestíbulo de su oficina en la Via Palestro de Milán con tres agujeros de bala perforando su elegante abrigo camel de Gucci.

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Rodolfo, el padre de Maurizio, perdió a su mujer cuando su hijo tenía solo seis años. Nunca se volvió a casar y su hijo creció en un mundo donde lo tuvo todo salvo una madre. Rodolfo protegió obsesivamente a su hijo de un mundo en el que él no era simplemente un niño más. “Eres un Gucci, Maurizio. No eres como los demás. Nunca lo olvides”, le decia su padre. Cada vez que Maurizio salía a pasear en bici por Milán, Rodolfo hacía que un coche lo siguiera. Controlaba obsesivamente sus amistades, sus salidas de casa y, por supuesto, su dinero.

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Raggiani tenía hambre de dinero

Él la llamaba a ella “folletto rosso” por el vestido que llevó la noche en la que se conocieron. Para Rodolfo Gucci, sin embargo, Patrizia Reggiani no era más que “esa chica”, “vulgar y ambiciosa”. Tal y como recoge el libro The House of Gucci, Patrizia nunca escondió su interés por casarse con un hombre que tuviera no solo una enorme fortuna, sino también un nombre importante.

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Maurizio había escondido la relación que mantenía con Patrizia

Cuando, a raíz de una descomunal factura de teléfono, Rodolfo descubrió su romance, éste amenazó con desheredar a su hijo si continuaba viendo a Reggiani. Maurizio hizo su maleta de Gucci, aceptó la amenaza y se fue directo a casa de Patrizia. Tardarían dos años en volver a dirigirse la palabra. Maurizio trabajó incansablemente durante un año en la empresa de transportes del padre de Patrizia. Consiguió graduarse en Derecho y en septiembre, cerraron la fecha de la boda para el año siguiente. En octubre de 1972, las campanas de la basílica de Santa Maria della Pace se escucharon. Patrizia no se quedó sentada de brazos cruzados. No tenía tiempo para ello. Durante semanas, Reggiani intentó persuadir al tío de Maurizio, Aldo Gucci, de que hablara con su hermano e hiciera las paces con su hijo.

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Tuvieron dos hijas, Alessandra y Allegra

Patrizia se convirtió entonces en uno de los principales activos de la familia Gucci: su marido, tímido y cohibido en eventos sociales, salía adelante gracias al deslumbrante carisma de su mujer. En 1983, Rodolfo Gucci perdió la batalla contra el cáncer y Maurizio heredó la mitad del imperio. La lucha por el control de Gucci fue denominada por la prensa como una especie de ‘Dinastía’ italiana. El poder convirtió Maurizio en otra persona. Comenzó a rodearse de expertos en el mundo de los negocios. Los consejos de Patrizia comenzaron a ser considerados innecesarios. Así, en cuestión de meses, fue desterrada del imperio que tanto tiempo le había costado conseguir.

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Durante la navidad de 1985, Maurizio Gucci decidió que no iba a volver a casa. Acto seguido, cogió su maleta y se fue. El resentimiento comenzó esa misma noche a corroer el corazón de Patrizia. El retraso en los cheques de manutención para sus hijas, que afirmaba no poder pagar mientras pagaba un millonario apartamento de tres plantas en Corso Venezia con un Ferrari Testarossa en el garaje. Alessandra y Allegra, que llegaron a pasar semanas sin oír hablar de su padre. Todo alimentaba el odio de su ex esposa.

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El divorcio se hizo oficial

En noviembre de 1994, el divorcio se hizo oficial. Cinco meses después, Maurizio murió asesinado. Sus hijas heredaron todo el imperio de su padre. Por orden de Reggiani, Franchi fue desahuciada del apartamento de Corso Venezia en el que vivía con él un día después de un funeral al que no se le permitió asistir. La defensa de Reggiani en el juicio por asesinato se basó en negar toda implicación posible, acusando a su amiga Pina Auriemma de haber orquestado todo a sus espaldas. Patrizia Reggiani salió de la cárcel en 2011 y no habla con ninguna de sus hijas. Y jamás ha aceptado su culpabilidad. Sigue leyendo...

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