Después de la salida de Slimane... ¿Qué pasará en YSL?

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Luego del debut de Hedi Slimane en Celine, una incognita comenzó a rondar la industria...

Desde la repentina salida de Phoebe Philo de Celine y el anuncio de la llegada de Hedi Slimane como nuevo director creativo de la firma francesa, las especulaciones sobre la nueva era de la marca estaban en un limbo, cosa que comenzó a preocupar a todos desde el momento en el que el diseñador decidió eliminar el famoso acento del nombre, punto en el que asumió su papel al frente, y que reiteró durante su debut en la reciente Semana de la Moda en París.

Hablar de este comienzo, sugiere remontarnos a analizar la visión singular de Slimane, por la cual se ha caracterizado desde los tiempos en Dior Homme hasta Yves Saint Laurent (que, bajo su liderazgo, se convirtió en Saint Laurent), reflejada pincipalmente en proyectos extracurriculares, específicamente, su fotografía en blanco y negro que en su mayoría captura modelos atractivos realizando actividades un tanto comunes como tocar un instrumento o meditar.

Esa imagen de glamour rockero que pareció rentable para Yves Saint Laurent y que reportó ganancias sólidas efectuadas no solamente desde el sold out de las prendas sino también en el brillante negocio de accesorios que comprendía cada colección, sencillos pero simplemente deseables como las bolsas de cuero.

Un éxito comercial raro para la industria al tomar en cuenta el periodo tan corto de tiempo, especialmente en una época en que las marcas de lujo luchan por adaptarse a la era digital y captar tanto la atención como de los millennial como de la Generación Z, por lo que anunciar que Slimane dejaría su cargo en Saint Laurent pudo ser un fuerte golpe para el corporativo del que la marca forma parte.

Sin embargo, días más tarde, la marca encontró su reemplazo en Anthony Vaccarello dejando su puesto en Versus Versace (y, finalmente, poniendo en espera su marca homónima), para llenar los zapatos (muy grandes), dejados por Slimane.

Y aunque Saint Laurent limpió rápidamente sus redes sociales y parecía estar preparando a Vaccarello con un panorama limpio, sus colecciones subsecuentes para la etiqueta no se apartaron demasiado estéticamente de las de su predecesor, con campañas publicitarias monocromáticas protagonizadas por modelos como Anja Rubik, siluetas cortas, sexys y súper delgadas listas para la vida nocturna, hasta la actitud general del rock n’ roll, dejó claro que desde el principio que Vaccarello era, al menos en cierto nivel, estaba tratando de trabajar dentro de los parámetros rentables y cimientos que Slimane presentó.

El ejemplo más reciente se suscitó la semana pasada, en París, cuando Vaccarello dio a conocer su oferta de Primavera/Verano 2019 para Saint Laurent a la sombra de la Torre Eiffel, con modelos caminando en una pista cubierta de agua bordeada de palmeras pintadas de blanco, una elección bastante interesante considerando que Slimane, regresaría a París días después; el estilo retro rockero de la colección también recordaba el cambio de marca de Slimane en Saint Laurent.

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Hasta el momento todo marchaba bien en PFW, pero fue un preámbulo de las expectativas en torno al debut de Slimane en Celine, el cual llegó con una sensación de déjà vu: parecía que habíamos visto algunos estilismos en las pistas de Slimane durante sus años en Saint Laurent, lo cual llamó la atención de los medios especializados y público en general, puesto que esta primera colección solo parecía decir que “Hedi solo estaba haciendo un Hedi” pero en Celine.

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¿Un rezago en la inspiración o un modelo rentable que funcionó en SL y ahora Hedi quiso adoptar en Celine? Cuando Slimane se hizo cargo de Saint Laurent en 2012, esencialmente recreó la marca a su propia imagen con algunos guiños al legado de la marca: abandonar a Yves, renovar la estética y destrozar a todas las tiendas minoristas para que se ajusten a sus especificaciones, lo que seguramente costó millones, pero resultó efectivo como mencionábamos antes.

Por otra parte, mientras que los planes para modernizar las tiendas minoristas de Celine aún no se han revelado, los cambios sutiles de marca (por ejemplo, el acento) y los primeros materiales de marketing como las campañas de reclamo y el desfile de modas, solo nos hace pensar ¿qué pasaría si los clientes están buscando la visión distintiva de Slimane y abandonan la lealtad a Saint Laurent? Eso podría suceder si tomamos en cuenta la redundancia de productos y estética.

Al tanto, algunos especialistas como la columnista de moda del Wall Street Journal, Christina Binkley dijo el viernes en Twitter: “Saint Laurent está a punto de parecerse a la copia del estudiante”, asumiendo que “El problema [de Saint Laurent] es que es muy Hedi. Pero tiene demasiado sexo y no tiene suficiente horror. Las chicas de [Vaccarello] son juguetes. Las chicas de Hedi son almas perdidas.

Lo cual podría ser especialmente cierto en el departamento de hombres: los seguidores de culto de Slimane entre aquellos en busca de trajes impecablemente ajustados seguramente lo seguirán hasta Celine, donde debutó la primera gama de ropa masculina de la marca. Aquí es donde el diseñador tiene la oportunidad de captar a un cliente completamente nuevo, sin el desafío de tratar de ganarse a los amantes de Celine que buscaban esa ropa y accesorios minimalistas que ya no existen.

Para terminar de contextualizar, en los últimos años, tanto la empresa matriz de Kering como la de Celine, LVMH, han tenido un éxito inmenso en los reinicios de marca completos y en las contrataciones de alto perfil. No hay que mirar más allá de la transformación de Alessandro Michele de Gucci, la revisión de Demna Gvasalia de Balenciaga y Virgil Abloh en Louis Vuitton como prueba. La contratación de Slimane en Celine fue un movimiento muy inteligente, aunque no ligeramente calculado de LVMH, que sin duda está apostando a robar su base de clientes a uno de sus competidores.

Vaccarello es claramente bien amado por un cierto subconjunto leggy de la población (las supermodelos parecen disfrutar de su ropa), pero aparte de su capacidad para hacer que las personas ya sexys se vean un poco más, además de ello ¿qué otra cosa puede ser el punto clave para encaminar a Saint Laurent? En la moda, reinventarse siempre será fundamental, claro, sin perder la tradición.

Es así, como de acuerdo a algunos medios una posible ventaja para Saint Laurent es que, entre los consumidores, el reconocimiento de su marca es mayor que el de Celine, particularmente en ropa de hombre, una sección de grandes almacenes en la que Celine nunca ha tenido presencia. Los compradores que ignoran el interminable juego de sillas de director creativo pueden seguir comprando el Saint Laurent, un nombre con el que están familiarizados y que ha establecido un significado cultural.

A todo esto, la pregunta abierta que queda para todos es: ¿Qué sigue para Saint Laurent ahora que Celine bajo Slimane también es esencialmente Saint Laurent bajo Slimane? Un misterio que solo podremos descifrar durante las próximas temporadas.

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