Con el último éxito de Anne Hathaway, ¿te has preguntado cuál es el origen de las brujas? Aquí un poco de historia para ti. Con la llegada de una nueva versión de Las Brujas –dirigida por Robert Zemeckis y producida por Guillermo del Toro–, estos seres misteriosos han vuelto a tomar mucha relevancia. Por eso y porque también el desarrollo de nuevos feminismos han revitalizado la manera en la que vemos a las mujeres, su poder y su intelecto, invitándonos (una vez más) a repensar estos personajes que se han creado frente a la imagen de la mujer que piensa. Que es independiente.
Pero volviendo a nuestro tema central: las brujas, seguro que cuando piensas en una lo primero que se te viene a la mente es esto. Una mujer nariguda, con verrugas, piel verdosa, sombrero puntiagudo, escoba y gato de compañía. Pues sí. Eso es muy clásico y muy razonable. Tiene sus motivos. Pero es mucho más complejo y antiguo que eso. Incluso más viejo que la idea que tenemos de Salem, como aquel lugar en donde mataron a tantas mujeres acusadas de hechicería.
Antecedentes
Estos aparecen en la Biblia, en la historia del rey Saúl, quien consulta a la Bruja de Endor. También, las brujas aparecen en el período clásico en la forma de estirges; temibles criaturas con forma de harpías o lechuzas que se alimentaban de bebés. Circe, a su vez, puede ser la hechicera más famosa de la historia; proveniente de la mitología griega. En la misma línea: Medea, su sobrina. Una figura femenina que, entre otras, en los siglos subsiguientes se asociaron a las brujas o a mujeres peligrosas.
Desde siempre, la imagen y presencia de una mujer fuerte, decidida, autónoma, de pasiones, se ligó a las ideas de peligro. Aquí, un primer paso para construir cómo se ve una bruja.
Arte y representaciones
Con dos grabados de Durero: “Las cuatro brujas” (1497) y “Bruja montando una cabra al revés” (alrededor de los 1500), la imagen de la bruja tomó todavía más fuerza. Estas dos imágenes son sumamente atemorizantes y están llenas de símbolos que hasta la fecha prevalecen en el concepto de “bruja”.
Estas imágenes, entre otras, siguieron reproduciéndose hasta los siglos XVI y XVII, cuando los juicios por brujería eran cosa de todos los días en Europa. Un momento abarrotado de símbolos altamente misóginos, respaldado por la invención de la imprenta. Un recurso tecnológico que diseminó miedos de manera rápida y amplia.
Asimismo, hacia finales de los 1700, Goya utilizó estas figuras para satirizar situaciones de guerra, codicia, hambre y malos gobiernos en el mundo. Sin embargo, estas metáforas en ocasiones no fueron entendidas del todo y sólo leídas como una persistente creencia en estas diabólicas mujeres.
Posteriormente
Fueron otros artistas posteriores y hasta la contemporaneidad quienes han recurrido a la bruja como un símbolo de fiereza, terror y fantasía. Quizás no con el mismo impacto que antes, pero con el mismo trasfondo: el de las mujeres como cuerpos y mentes que son un peligro al buscar su propio placer sexual, su intelecto y su capacidad creadora más allá de la maternidad. Las brujas, por muy increíbles que sean, son resultado de discriminación y misoginia. Aunque hoy existan intentos por desligar dichas concepciones de ellas.
Cine, hoy
Sleepy Hollow (1999), por ejemplo, muestra cinco tipos de bruja. La vidente siniestra, la bruja madre y conectada con la naturaleza, la bruja partera, la bruja curandera y protectora, y la bruja mala, seductora y ligada al infierno.
Con Las Brujas –ya sea el libro original o ahora cualquiera de sus adaptaciones cinematográficas– la idea de las brujas malas y buenas regresa. Están las que odian a los niños y actúan para el mal, y las que son capaces de aportar felicidad o salvación.
También se encuentran las dos versiones de The Craft, que regresan a la idea de jóvenes mujeres en un proceso de autodescubrimiento, vínculos con las fuerzas de la naturaleza e intenciones puramente egoístas o en beneficio de los demás. La idea, hoy, así como en sus orígenes, es que las brujas son mujeres que escapan del status quo y viven su vida lejos de las normas masculinas.
